jueves, 19 de enero de 2017

Desigualdad (1)

Alvin Reyes

La estructura de la desigualdad:

El año 2014 vio salir un libro de economía formidable que analiza casi dos siglos de capitalismo, con data y gráficos incluidos, para hacer una radiografía al capital, la distribución del ingreso y la desigualdad. Se trata de Capital in the twenty-first century del economista francés Thomas Piketty, especialista en distribución de la renta. El libro se divide en cuatro partes. La primera trata sobre el ingreso y el capital, la segunda de la dinámica de la relación capital/ingreso, la tercera es un análisis de la estructura de la desigualdad y la cuarta y última un análisis sobre la regulación del capital en el siglo XXI.

En la tercera parte del libro que pasaremos analizar aquí Piketty desarrolla su tesis de la estructura de la desigualdad. “Por definición, en todas las sociedades, la desigualdad en el ingreso es el resultado de la suma de dos componentes: la desigualdad en ingresos procedentes del trabajo y la desigualdad de ingresos procedentes del capital. Mientras más desigualmente distribuido este cada uno de esos dos componentes mayor será la desigualdad total”.[1]

 Como se distribuye la desigualdad entre ambos componentes es algo que Piketty, analizando una gran cantidad de datos, intenta responder en su análisis.

Refiriéndose al caso de la distribución de los salarios se pregunta si la sola diferencia en los salarios llevaría a una desigualdad moderada. “En países donde los ingresos por el trabajo están más igualmente distribuidos, como los países escandinavos entre los años 1970 y 1990, el 10 % con mayores ingresos recibía alrededor del 20 % de los ingresos relativos a los salarios y el 50 % inferior recibía cerca del 35 %. En países con una desigualdad en los salarios promedio, como en el caso de la mayoría de los países europeos, hoy el primer grupo reclama el 25-30 % del total de los ingresos por salarios y el segundo grupo alrededor de un 30 %. Y n los países menos igualitarios, como son los Estados Unidos en el 2010, el decil superior se lleva el 30 % del total mientras que la mitad inferior apenas un 25 %”[2]

En su libro Piketty también analiza, como parte de su estudio de la estructura de la desigualdad, los niveles de esta con respecto a la riqueza, al capital, dentro de las sociedades. “A principios de la década del 2010, el 10 % más rico poseía alrededor del 60 % de la riqueza nacional en la mayoría de los países europeos....El hecho más llamativo es que en todas esas sociedades la mitad de la población posee virtualmente nada: el 50 % más pobre posee menos del 10 % de la riqueza nacional.”[3]  Y el caso de los Estados Unidos es más dramático aun donde el decil superior posee el 72 % de la riqueza y la mitad inferior el 2 %[4]

Con respecto al caso concreto de los Estados Unidos Joseph Stiglitz nos dice que “Estados Unidos ha ido partiéndose en dos, a un ritmo cada vez mayor. En los primeros años del nuevo milenio posteriores a la recepción, el 1 % más alto se llevó más del 65 % del incremento de la renta nacional total”[5]. Y Emmanuel Saez aporta los siguientes datos “Los ingresos del 1 % superior crecieron un  31,4%, mientras que los ingresos del 99% restante crecieron solamente un 0,4% entre 2009 y 2012. Por lo tanto, el 1% capturó el 95% de las ganancias de ingresos en los primeros tres años de la recuperación. A partir de 2009 a 2010, el 1% superior creció rápidamente y luego se estancó desde 2010 hasta 2011. El 99% se estancó tanto del  2009 al 2010 y del 2010 a 2011. En 2012, los ingresos del 1 % aumentaron drásticamente en un 19,6%, mientras que los ingresos del  99% crecieron solamente un 1,0%.” [6]  Sorapop Kiatpongsan y  Michael I. Norton  además agregan “En 26 países desarrollados el incremento en el salario mínimo fue solo de 0.7 % en el 2010 y se redujo en un 0.7 % en el 2011 en un agudo contraste con los aumentos en la compensación de los grandes ejecutivos. La relación entre lo devengado por un CEO y un empleado promedio en los Estados Unidos era de 20:1 en 1965. En 2012 es de 345:1”[7]

En conclusión, siguiendo los datos de Piketty y los demás autores citados, la desigualdad de una sociedad se compone de las desigualdades de ingresos por el trabajo, diferencias en salarios, y por las diferencias en los ingresos debido al capital y la combinación de ambas nos da una idea de la medida de la desigualdad en una sociedad. Ahora, ¿ha sido esto siempre así? ¿Cómo han evolucionado en la historia el aporte de cada componente en la desigualdad? Y, por último, estamos en una época de mayor desigualdad de la historia o, de acuerdo a los datos disponibles, ¿ha habido periodos de mayor desigualdad en la historia? Este aspecto lo veremos en la siguiente entrega sobre este tema.


[1] Piketty, Thomas (2014). Capital in the twenty-first century. The Belknap Press of Harvard University Press. USA. Pág. 242
[2] Piketty, Thomas. Op. Cit.  Pág. 255-256
[3] Piketty, Thomas (2014). Op. Cit. Pág. 257
[4] Ibidem
[5] Stiglitz, Joseph (2012). El precio de la desigualdad. Taurus. México. Pág. 48
[6] Saez, Emmanuel (2013). Striking it Richer: The Evolution of Top Incomes in the United States (Updated with 2012 preliminary estimates). University of California, Department of Economics.  Septiembre 3, 2013.
 [7] Kiatpongsan, Sorapop and Norton, Michael I (2014).How Much (More) Should CEOs Make? A Universal Desire for More Equal Pay. Perspectives on Psychological Science 2014, Vol. 9(6) 587–593

miércoles, 11 de enero de 2017

La victoria de Donald Trump y fracaso del neoliberalismo

Alvin Reyes

Desde la, para muchos, inesperada victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones de EEUU hemos escuchado todo tipo de conjeturas, teorías y disparates sobre las causas de su victoria. Las explicaciones para la derrota de la candidata demócrata van desde la intervención rusa, a través de hackers, pasando por afirmar que el sistema electoral de EEUU es injusto (Algo que, alas!, muchos descubren hoy) hasta decir que Hilary perdió por ser mujer en una América machista.

Lo cierto es que nadie quiere afirmar ni mucho menos reconocer que la derrota de los demócratas no tiene nada que ver con lo que se asegura porque reconocer la causa  de la victoria del magnate les aterra. Las corporaciones mediáticas han llenado todo de tanto ruido, respecto a la campaña de Trump que ya no se recuerda las bases reales de su propuesta. De lo único que se nos habla es de que sus políticas migratorias son xenófobas, que manoseo muchas mujeres en el transcurso de su vida, etc. Pero lo que no te dicen es que sus propuestas  chocan frontalmente con el legado económico Reagan/Tatcher que ha dominado las  económicas occidentales desde la parte temprana de los años ochenta. Como lo dice Naomi Klein:

“Le echarán la culpa a James Comey y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI). Le echarán la culpa a la supresión del voto y al racismo. Le echarán la culpa a Bernie y a la misoginia. Le echarán la culpa a los otros partidos y a los candidatos independientes. Le echarán la culpa a los grandes medios por darle una plataforma, a las redes sociales por ser un altavoz y a Wikileaks por sacar los trapitos al sol.
Pero todo esto no toma en cuenta la fuerza más responsable de crear la pesadilla en la cual estamos bien despiertos: el neoliberalismo. Esa visión del mundo –encarnada por Hillary Clinton y su maquinaria– no le hace competencia al extremismo estilo Donald Trump.” (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/11/11/la-clase-de-davos-sello-el-destino-de-estados-unidos)

Mientras los Clinton afirmaron que todo estaba bien Trump le dijo a la gente que todo estaba mal. Eso es lo que los grandes medios, repito, no quieren mencionar mucho menos el hecho de que sus afirmaciones de que la marcha de las empresas norteamericanas ha empobrecido a los EEUU va directamente en contra de los intereses de las grandes corporaciones que ya no representan países sino los bolsillos de sus accionistas.

Trump - explica Bauman en  L´Espresso - ha sido capaz de jugar con habilidad el papel de hombre fuerte, de  un “outsider”…y ha hecho énfasis en las angustias económicas de los ciudadanos americanos, pasando a un modelo económico  integrador en ves del  modelo actual que excluye, margina y crea exiliados reales

La fuerza de Trump, vale repetirlo, vino delos votantes de las regiones abandonadas desde el clintonismo (fly-over country) y arrasadas por la desindustrialización y la globalización (rust belt), inclinándose por Trump, dijeron no tanto: muchos se identificaban con su racismo y misoginia apuntadas a las dos principales figuras demócratas, pero otros (swing-voters) se tapaban las narices y votaban desde lo económico” (http://mamvas.blogspot.com/2016/12/la-guerra-racial-el-capitalismo-y-la.html).

A fin de cuentas todo esta cháchara post electoral, todo estos ataques antes de que Trump asuma no tienen otro fin de hacernos olvidar, como afirma Bauman que “el neoliberalismo preparó el camino para la victoria de Trump” (https://www.socialeurope.eu/2016/11/how-neoliberalism-prepared-the-way-for-donald-trump/). No sabemos en que terminaran sus propuestas ni si el está preparado realmente para cumplir lo que ha prometido, mucho menos somos partidarios de su presidencia. De lo que estamos seguros es que de que su triunfo es un llamado de alerta para los líderes progresistas que se han pasado décadas extraviados, luchando la causas de otros, sumados a movimientos que llamo de política ligth mientras la población mundial se empobrece aceleradamente y una elite, que vive el sueño de una distopía tecnológica, domine el mundo. Creo que por ahora lo mejor que ha pasado es que aparezca un Trump si no cambiamos el rumbo quien sabe que vendrá mañana.