Alvin Reyes
Desde la, para
muchos, inesperada victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones de EEUU
hemos escuchado todo tipo de conjeturas, teorías y disparates sobre las causas
de su victoria. Las explicaciones para la derrota de la candidata demócrata van
desde la intervención rusa, a través de hackers, pasando por afirmar que el sistema
electoral de EEUU es injusto (Algo que, alas!, muchos descubren hoy) hasta
decir que Hilary perdió por ser mujer en una América machista.
Lo cierto es que
nadie quiere afirmar ni mucho menos reconocer que la derrota de los demócratas no
tiene nada que ver con lo que se asegura porque reconocer la causa de la victoria del magnate les aterra. Las corporaciones
mediáticas han llenado todo de tanto ruido, respecto a la campaña de Trump que
ya no se recuerda las bases reales de su propuesta. De lo único que se nos
habla es de que sus políticas migratorias son xenófobas, que manoseo muchas
mujeres en el transcurso de su vida, etc. Pero lo que no te dicen es que sus propuestas
chocan frontalmente con el legado económico
Reagan/Tatcher que ha dominado las económicas
occidentales desde la parte temprana de los años ochenta. Como lo dice Naomi Klein:
“Le echarán la culpa a James Comey y la Oficina Federal
de Investigaciones (FBI). Le echarán la culpa a la supresión del voto y al
racismo. Le echarán la culpa a Bernie y a la misoginia. Le echarán la culpa a
los otros partidos y a los candidatos independientes. Le echarán la culpa a los
grandes medios por darle una plataforma, a las redes sociales por ser un
altavoz y a Wikileaks por sacar los trapitos al sol.
Pero todo
esto no toma en cuenta la fuerza más responsable de crear la pesadilla en la
cual estamos bien despiertos: el neoliberalismo. Esa visión del mundo
–encarnada por Hillary Clinton y su maquinaria– no le hace competencia al
extremismo estilo Donald Trump.” (http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/11/11/la-clase-de-davos-sello-el-destino-de-estados-unidos)
Mientras
los Clinton afirmaron que todo estaba bien Trump le dijo a la gente que todo
estaba mal. Eso es lo que los grandes medios, repito, no quieren mencionar
mucho menos el hecho de que sus afirmaciones de que la marcha de las empresas norteamericanas
ha empobrecido a los EEUU va directamente en contra de los intereses de las
grandes corporaciones que ya no representan países sino los bolsillos de sus
accionistas.
“Trump - explica Bauman en L´Espresso
- ha sido capaz de jugar con habilidad el papel de hombre fuerte, de un “outsider”…y ha hecho énfasis en las
angustias económicas de los ciudadanos americanos, pasando a un modelo
económico integrador en ves del modelo actual que excluye, margina y crea
exiliados reales”
La fuerza de Trump,
vale repetirlo, vino de “los votantes de las regiones abandonadas
desde el clintonismo (fly-over country) y arrasadas por la desindustrialización
y la globalización (rust belt), inclinándose por Trump, dijeron no tanto:
muchos se identificaban con su racismo y misoginia apuntadas a las dos
principales figuras demócratas, pero otros (swing-voters) se tapaban las narices y votaban desde lo
económico” (http://mamvas.blogspot.com/2016/12/la-guerra-racial-el-capitalismo-y-la.html).
A fin de
cuentas todo esta cháchara post electoral, todo estos ataques antes de que
Trump asuma no tienen otro fin de hacernos olvidar, como afirma Bauman que “el
neoliberalismo preparó el camino para la victoria de Trump” (https://www.socialeurope.eu/2016/11/how-neoliberalism-prepared-the-way-for-donald-trump/).
No sabemos en que terminaran sus propuestas ni si el está preparado realmente
para cumplir lo que ha prometido, mucho menos somos partidarios de su
presidencia. De lo que estamos seguros es que de que su triunfo es un llamado
de alerta para los líderes progresistas que se han pasado décadas extraviados,
luchando la causas de otros, sumados a movimientos que llamo de política ligth mientras la población mundial se
empobrece aceleradamente y una elite, que vive el sueño de una distopía tecnológica,
domine el mundo. Creo que por ahora lo mejor que ha pasado es que aparezca un
Trump si no cambiamos el rumbo quien sabe que vendrá mañana.
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