Alvin Reyes
En
“Vida Liquida” Zygmunt Bauman habla
de una tendencia creciente en países desarrollados que se refiere a tratar la
maternidad, la paternidad como una carga. Amelia Hill escribió un artículo
titulado “ ¿Creías que los niños te harían feliz?. Pero, solo más pobre?”.
Sugestivo título. En este artículo se habla de los avatares que le suceden a
una ejecutiva de 31 años debido a que ella y su esposo después de tener un hijo
se enfrentan a una tarea imponente y desconocida: sostener este nuevo estilo de
vida en que “debemos contar hasta el último penique” y reconocen sentir “envidia y resentimiento por el estilo de
vida y bienestar de amigos suyos que, al no tener hijos, disponen de tiempo y
dinero para hacer vida social y viajar” (1). Y esta tendencia parecer que con los
años tomara mas fuerza.
Una
especie se perpetúa con la descendencia. “Creced y multiplicaos” es el mandato
divino. Entonces uno se pregunta: ¿a donde se encamina una sociedad, una
civilización que primero piensa en lo económico, en el bienestar, en el “ser feliz”
antes que participar en el milagro más grande que es dar, crear, proveer vida?.
En algún momento nos desviamos del camino y nos hemos extraviados en una búsqueda
de dinero y placer que nos ha hecho perder los sentimientos íntimos que nos
hacen seres humanos. Las feministas me pueden matar por esto pero nada es más
hermoso para mí que una madre. Tengo una madre, mi esposa es una madre, mi
familia está llena de madres. Mujeres valiosas que han servido ser entes sociales,
económicos y hasta políticos pero también han luchado por el cuidado de sus
hijos.
Durante
mis más de veinte años de paternidad he gastado una fortuna, he dejado de leer
cientos de libros, he dejado de estudiar, me he perdido de conciertos, me he
desvelado en noches de enfermedad, he tenido que trabajar turnos rotativos para
ver mis hijos crecer. Y les voy a decir
algo: si los dioses me preguntan si
deseo volver atrás, les diré que si pero solo para volver a ser padre de nuevo.
Ningún dinero, ningún viaje, ningún concierto, se puede comparar con la
maravilla de ser padres. Pero para entender esto tienes que ser más humano. Si solo
piensas en el dinero y en tu posición
social quédate así. Pero te auguro que cuando pasen los años y tengas una
cuenta abultada de dinero pero ya no tengas los bríos para viajar y bailar
pasaras tu navidad, tu “thanksgiving”, tu cumpleaños solo y nadie te traerá ni
siquiera un amargo pedazo de pastel.
(1) Bauman, Zygmunt. Vida Liquida. Paidos. Pág.137
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