martes, 9 de julio de 2013

“Cantinflas” y el cambio climático

Alvin Reyes



Mario Moreno, mejor conocido como “Cantinflas” fue un comediante mexicano que protagonizó decenas de comedias. Una de las características del personaje era su capacidad de entablar diálogos en los cuales decía de todo pero sus palabras significaban absolutamente nada, lo que provocaba la hilaridad del espectador. Esto capacidad de hablar muchas cosas y al final decir nada o no hacerse entender ha pasado a llamarse, en algunos países de Latinoamérica, como una “Cantinflada”. Cantinflas y sus “Cantinfladas” vinieron rápidamente a mi memoria leyendo el libro “La Catástrofe que Viene” de la periodista Elizabeth Kolbert.

En el capítulo 8 del citado libro y que se titula “Al día siguiente de Kioto”, la periodista narra una entrevista que sostuvo en febrero del 2005, después de la firma del Protocolo de Kioto, con Paula Dobriansky, Subsecretaria de Estado para la Democracia y Asuntos Mundiales (Diablos!!), de la administración de George W. Bush. “Entre sus numerosas funciones se encuentra la de explicar la postura de la administración Bush con respecto al calentamiento global al resto del mundo, una tarea que, con la entrada en vigor de Kioto, parecía especialmente incomoda……Estados Unidos es una de las dos únicas naciones industrializadas que han rechazado el Protocolo de Kioto”.

La Subsecretaria de Estado al intentar explicar a la periodista que la administración Bush se tomaba “muy en serio” el tema del cambio climático señaló “Permítame añadir también que lo de tomárnoslo muy en serio no se queda en meras palabras, sino que hemos involucrados a muchos países en iniciativas y esfuerzos, ya sean iniciativas bilaterales-tenemos unas catorce iniciativas de ese tipo-, o iniciativas multilaterales que también hemos propiciado. Así que vemos esto como un asunto muy serio.”  Al ser cuestionada sobre la postura de la administración sobre Kioto respondió: “Tenemos un objetivo y una meta comunes. Donde diferimos es en cual puede ser el enfoque más eficaz.” Luego añadió: “El fondo de la cuestión es, que, en el intento de resolver una cuestión tan seria, creo que hay un objetivo y una meta comunes, pero a la que se le pueden dar diferentes enfoques.

Veamos ahora porque esta entrevista me evocó los mejores momentos del comediante mexicano. Al preguntarle si había alguna circunstancia en la que la administración accedería a la reducción obligatoria de las emisiones disparó: “Nuestra Postura es ya conocida: actuamos, aprendemos y volvemos a actuar”. La periodista Kolbert siguió insistiendo y le recalcó lo urgente que era el tema de estabilizar las emisiones, a lo que contestó: “Actuamos, aprendemos, volvemos a actuar”. Elizabeth continuó la entrevista preguntando cual sería el nivel de CO2 en la atmosfera considerado por la administración como peligroso. “Discúlpeme, voy a repetirlo: Actuamos, aprendemos, volvemos a actuar” respondió la funcionaria. Dobriansky, durante la entrevista manifestó que “el enfoque de la administración sobre el calentamiento global comprendía acciones a corto plazo como a largo plazo”.

Al despedirse Dobriansky apuntó: “Le diría lo siguiente. Vemos esto como un asunto muy serio. Hemos desarrollado con voluntad y decisión una política para el cambio climático que trate estos asuntos, y seguiremos trabajando con otros países para abordar el tema del cambio climático. Básicamente tenemos un objetivo y una meta comunes, pero enfoques diferentes”.

 O sea vamos a ver si entendimos la postura de la administración Bush sobre el cambio climático en palabras de la Subsecretaria de Estado para la Democracia y Asuntos Mundiales, más o menos esto es lo que entendí: “Nos tomamos el asunto muy en serio y tomamos medidas a corto y largo plazo, tenemos una meta y objetivos comunes, pero con enfoque diferentes y en el transcurso del proceso actuamos, aprendemos y volvemos a actuar”.

Ni Cantinflas hubiese elaborado una mejor política para enfrentar el cambio climático.

Nota: Todas las citas provienen de: Elizabeth Kolbert “La catástrofe que viene”. Ed. Planeta. 2008 Págs. 155-157.

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