Publicado en El Pais por Isable Landa Lopez.
El pensador polaco Zygmunt Bauman cree que uno de los problemas de la
sociedad contemporánea es que no se cuestiona nada. Para el sociólogo y
premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010 es
necesario que resurja el ágora, ese espacio público-privado de
encuentro, intercambio y diálogo entre los ciudadanos que los griegos
supieron convertir con maestría en un centro político urbano.
"En occidente hace tiempo que existe una desconexión entre lo público
y lo privado. Es vital que haya un intercambio de opiniones en la
sociedad", señaló ayer Bauman durante una rueda de prensa junto al
diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, con motivo de su presencia
en San Sebastián para ofrecer una conferencia sobre ética y consumismo.
Bauman, uno de los principales faros entorno al pensamiento social,
habló ayer de política, retos globales y no pudo obviar, los papeles de
Wikileaks. El profesor emérito de Sociología en la Universidad británica
de Leads aseguró que los políticos necesitan "una capacidad para hacer
las cosas bien y otra para convencer de que lo están haciendo, porque
las personas no se fían". Según Bauman, la sociedad vive una época de
globalización pero los problemas se siguen solucionando a nivel local,
"donde existen agentes sociales y políticos que deben responder a las
necesidades de los ciudadanos". El reto para el sociólogo es crear una
sociedad que actúe de forma solidaria, con la contrariedad que se da a
diario entre lo que se puede hacer y se hace.
Para Bauman existe una crisis de confianza en la sociedad: "El
ciudadano no sabe en quién confiar, todos somos sospechosos, la destreza
que se necesita para conseguir hacer bien las cosas desde la política y
que además, se sepa, es el diálogo continuo". En este sentido, el
pensador afirmó que el poder de los gobiernos nacionales es cada vez
menor. "Las multinacionales tienen presupuestos superiores a los
estado-nación que se rigen por el mercado" y cuestionó cómo "un primer
ministro puede luchar contra eso".
Bauman, que proviene de una humilde familia judía que se trasladó un
tiempo a la Unión Soviética huyendo de los nazis y que militó en el
Partido Comunista, ha desarrollado grandes teorías sobre los movimientos
sociales y la globalización. El pasado 22 de octubre, durante la
entrega de los Príncipe de Asturias en Oviedo, Bauman planteaba la
siguiente cuestión: "¿Dónde queda el poder en el mundo de hoy? El poder
actualmente no es sólido", señalaba.
Casi dos meses después de ser condecorado con el Príncipe de
Asturias, Bauman opina sobre la divulgación de documentos confidenciales
por parte del portal de Internet Wikileaks. "Los secretos siempre son
una receta para la falta de confianza", afirmó Bauman, que considera un
asunto complicado porque "cuando el peligro que existe está por encima
de la ganancia potencial", hay que plantearse la pregunta de si merece
la pena o no.
"Tenemos el derecho de marcar la diferencia entre lo que debería ser
conocido por todos y lo que debería ser mantenido en secreto. Es uno de
los problemas continuos que tenemos en la política y debemos de sopesar
las consecuencias de todo ello", destacó.
Hombre sabio del entendimiento y el diálogo, Bauman recordó ayer que
tiene 85 años y que no es ningún profeta. No sabe si los ciudadanos se
verán beneficiados con la información publicada a través de los 250.000
cables que ha puesto del revés las relaciones diplomáticas mundiales
pero opina que a la larga van a ser muy interesante. "No tanto los
efectos inmediatos de esta información, sino que va a obligar a los
Gobiernos a cambiar la manera hacer política, porque no pueden ir contra
los deseos de los ciudadanos", auguró.
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