miércoles, 13 de abril de 2011

Las verdades de Bauman


Por Ramon Morata
Publicado en Articulos claves

Mientras Vladimir Nabokov enseñaba a sus alumnos a olvidarse del sentido común a la hora de crear para que reinara la imaginación y con ella abrir caminos para dar vida al mejor arte; muchos pensadores contemporáneos piden la reivindicación del sentido común para sacar la vida adelante.

Porque el haberle dado la espalda en favor de una modernización del mundo a través de ideas más rebuscadas o sofisticadas se olvidaron de que en la sencillez y la claridad de éstas suelen estar las soluciones. De nuevo, nadie ha querido reconocer que el rey va desnudo. Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925) lo ha señalado. Puede sonar a una simplificación de sus teorías y estudios, pero es uno de los mensajes que me han dejado sus reflexiones sobre la convivencia y la condición humana en estos tiempos, junto a esa ilusión del ser humano de comprender el mundo con dos preguntas: ¿para qué? ¿para vivir mejor cada uno? o ¿para mejorar el mundo?

Zygmunt Bauman mira atrás con detenimiento y serenidad para comprender el presente y tratar de vislumbrar hacia dónde nos encaminamos. Desafíos y más desafíos en un mundo cada vez más rápido y más cambiante. En incesante metamorfosis. Con más incertidumbres. Como aquel grafiti que decía: "Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas". No digo nada más y doy paso a algunas reflexiones de Zygmunt Bauman recogidas en dos libros recientes: El tiempo apremia. Conversaciones con Citlali Rovirosa-Madrazo (Arcadia) y Mundo consumo. Ética del individuo en la aldea global (Paidós). Empiezo con unas citas del primero de ellos:

- "Me resulta imposible sentir nostalgia por el comunismo. Para mí el comunismo, que en una ocasión describí como el "impaciente hermano menor del socialismo", supone la imposición de una "fórmula mágica para alcanzar el Reino de la Libertad". Por más seductora y alentadora que suene tal fórmula, en la práctica ha representado inevitablemente la sepultura de las libertades, la esclavitud, donde quiera que se haya realizado".

- "¿Nostalgia del socialismo? Podría sentirla si hubiera perdido alguna vez la confianza en la sabiduría y en la humanidad que caracterizan al socialismo (cosa que no he hecho), y si en vez de haber considerado el socialismo como una postura o como una orientación lo hubiera entendido como un determinado tipo de sociedad, de plan o de modelo particular de orden social (cosa que dejé de creer hace mucho tiempo). Para mí el socialismo supone una extrema sensibilidad hacia la desigualdad y la injusticia, la opresión y la discriminación, la humillación y la negación de la dignidad humana. De modo que adopatar una 'posición socialista' significa oponerse y ofrecer resistencia a todos esos atropellos cuando quiera y dondequiera que ocurran, cualquiera que sea la idea en nombre de la que se perpetre y quienesquiera sean sus víctimas".

- "¿Y qué decirle del capitalismo? (...) Con él ocurre lo mismo que con los sistemas de números naturales en el célebre teorema de Kurt Gödel: no puede ser simultáneamente consecuente y complejo; si es consecuente con sus propios principios, genera problemas que es incapaz de resolver; y si intenta resolverlos resulta necesariamente incoherente con sus propios presupuestos fundamentales"



- "Todavía está por ver si el hecho de que los gigantes económicos hayan acudido a la vilipendiada 'burocracia del Estado' para que los salve, aparecerá en los libros de historia como un acto de contricción del capitalismo global o como otro astuto ardid para acceder a zonas que las anteriores prácticas gestionadas por el propio capital no habían conseguido conquistar ni explotar. Como siempre, ahora se espera que 'la gente corriente' llene las arcas vacías de las empresas multinacionales; como no quisimos rascarnos el bolsillo todo lo que hubiéramos debido cuando nos tentaban y nos seducían para lograrlo, tal vez lo hagamos ahora si el Estado nos obliga a hipotecar nuestro futuro y el de nuestros hijos a niveles que no hubiéramos aceptado por mucho que nos tentara y sedujera la agencia publicitaria más astuta".


En cuanot a su libro Mundo consumo (Paidós), Bauman escribe sobre temas como la ética en este tiempo globalizado lleno de consumidores, la vida acelerada o la libertad en la era de la modernidad líquida. Aquí algunos pasajes:


- "El esfuerzo que desplegamos con la intención de entender el mundo es ciertamente una lucha. Podría decirse que una lucha contra los elementos a la que nunca se da término. Continuamos sin divisar una victoria final en esa batalla, pues aquélla se resiste a asomar por el horizonte. Y lo más enojoso del caso es que la esperanza de obtener una mínima comprensión del mundo parece más inalcanzable ahora de lo que era en tiempos pasados, pero no muy remotos".

- "La ausencia de una división nítida y estable entre un centro y una periferia planetarios, unida a la nueva multidimensionalidad de las relaciones entre superiores e inferiores, no augura una 'nivelación' de las condiciones humanas a nivel mundial, y, desde luego, no supone el advenimiento (ni siquiera el avance gradual) de la igualdad. En la actual constelación de condiciones globales necesarias para una vida digna y agradable, la estrella de la paridad brilla con creciente fulgor allí donde antes refulgía la de la igualdad".


- "La posibilidad de poblar el mundo con personas que se interesen más por los demás o de inducir a la gente a mostrar más interés por otras personas no figura en el panorama pintado de la utopía consumista".


- "El espacio de los consumidores de la modernidad líquida necesitan (y por el que se les aconseja por activa y por pasiva que luchen) sólo puede ser conquistado desahuciando a otros seres humanos, y, en especial, a la clase de personas que se interesen por otras o que pueden necesitar la atención de otras".


- "En nuestra sociedad de consumidores, las ganas de reproducir el estilo de vida recomendado en ese preciso momento por las más recientes ofertas del mercado y elogiado por los portavoces voluntarios o el sueldo de esos mismos mercados han dejado de estar relacionadas con una coacción externa (ofensiva e irritante). Hoy, por el contrario, ese impulso tiende a ser percibido como una manifestación y una prueba más de nuestra libertad personal. Sólo cuando intentamos desentendernos y retirarnos de la carrera permanente en pos de una identidad que nos resulta esquiva y que no está nunca terminada nos damos cuenta de lo poderosas que son las fuerzas que dirigen la pista de competición, vigilan sus accesos y hacen que los corredores sigan dando vueltas. Y sólo entonces descubrimos lo severo que es el castigo que les espera a los incautos y a los subordinados".

No hay comentarios:

Publicar un comentario