martes, 27 de enero de 2015

MARCHA ATRÁS

Por Melvin Mañón

Pocos entenderán y aun menos estarán de acuerdo con lo que a continuación leerán, si es que lo hacen. No importa, ocurrirá de todas maneras. En realidad, está ya ocurriendo.

"En las postrimerías de esta centuria ha sido posible, por primera vez, vislumbrar como puede ser un mundo en el que el pasado ha perdido su función, incluido el pasado en el presente, en el que los viejos mapas que guiaban a los seres humanos, individual y colectivamente, por el trayecto de la vida ya no reproducen el paisaje en el que nos desplazamos y el océano por el que navegamos. Un mundo en el que no sólo no sabemos adonde nos dirigimos, sino tampoco adónde deberíamos dirigirnos.
Esta es la situación a la que debe adaptarse una parte de la humanidad en este fin de siglo y en el nuevo milenio”
Eric Hobsbawm, Historia del Siglo XX, pag. 26 . (Crítica, Barcelona).

Tardé años en encontrar la respuesta. Cuando los animales se aventuran fuera de sus aguas, más allá del territorio que dominan,  los peligros se multiplican, la incertidumbre los abruma, hacia lo desconocido, la especie retrocede en busca de aguas y territorios conocidos. Los humanos, no somos ni seremos distintos y no pude darme cuenta antes de que, en la formulación misma del dilema planteado por Hobsbawn estaba contenida la respuesta.

Todas las crisis que hoy se dan cita en cada país, sin excepción, se caracterizan por no tener solución conocida.  La recesión económica, la locura colectiva, el desenfreno social, las mil y una dolencias físicas y mentales de esta humanidad, el calentamiento global, la violencia, los grandes cambios demográficos, ni la bancarrota de los partidos, gobiernos y políticos tienen solución.  La certidumbre de esta ausencia abruma a millones de personas, desencanta, confunde, desmoraliza y aturde. Tanto el experto como el lego se dan cuenta, cada uno a su nivel de que el progreso, la prosperidad, la modernidad, el consumo y el estilo de vida actual, como los conocemos hoy, no tienen manera de continuar porque, no son económica, ecológica ni socialmente  viables. El futuro ahora es una bruma impenetrable.

Haremos como los animales, empezaremos a recorrer nuestros propios pasos, con timidez, desgano, resignación y no sin cierta resistencia, pero lo haremos no porque haya sido una elección sino y justamente porque no había posibilidad de elegir. Es solamente cuestión de tiempo y no mucho.

La humanidad no se suicida aunque su conducta depredadora sea capaz de crear las condiciones para el suicidio. Me refiero al acto voluntario y producto de una decisión no a las consecuencias inadvertidas e indeseables del accionar humano. El futuro, como continuación del pasado reciente se acabó. Nuestra única posibilidad de supervivencia como pueblo, como humanidad y como especie será la de adaptarnos a un mundo cada vez mas hostil, cambiante, impredecible;  encontraremos menos de todo. Vamos de regreso a recorrer algunos de nuestros propios pasos porque es la única dirección posible que empezará a resurgir haciéndose evidente, visible, a medida que este mundo absurdo se desmorona.

Como los autos que un día rompen la transmisión en cualquier sitio y quedan paralizados, esta sociedad rompió la transmisión en algún punto del desierto. La humanidad tendrá que decidir si se aventura a cruzarlo sin saber hasta donde llega ni que parte ha recorrido o si, tras superar el escollo y la imposibilidad, decide devolverse y yo, por primera vez, no tengo dudas de que la humanidad, sin desmedro de la conducta de algunos locos, va a decantarse por devolverse aunque…… lo hará sin percatarse de que ese regreso  puede ser infinito….  En vez de ser mas ricos, gastar mas en lujo, consumir una tajada mayor de la prosperidad adquirida con el desarrollo científico y tecnológico los que tienen dos autos se quedarán con uno, los de motocicleta descenderán a bici y los de esta, caminarán a pie. La Ley degradada por el abuso dejará espacio al regreso de la costumbre y del derecho consuetudinario; la educación regresará al hogar tras la bancarrota de la escuela pública, el confort derivado de la automatización, perdido y estrangulado, dará lugar a una nueva humanidad obligada a emplear el tiempo en manualidades de regreso al trabajo, la naturaleza y la tierra. Al final, la población rural, que no ha cesado de disminuir en los últimos 100 años empezará a aumentar; lo manual y mecánico será revalorizado a expensas de lo automático y lo electrónico. Será así o será el acabose. Como la famosa canción de REM un grupo norteamericano de finales del siglo pasado, la misma época a la que se refería Hobsbawn: “It´s the end of the World as we know it, and I feel fine” (Es el fin de este mundo que conocemos y me parece genial)

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