jueves, 26 de septiembre de 2013

La verdadera historia detrás de un comercial



Alvin reyes

En estos días anda dando vuelta por la internet un “anuncito” de una compañía de telecomunicaciones de Tailandia, True.

Las redes sociales andan vueltas locas con el comercial. La gente lo comparte mientras confiesa que ha derramado lagrimas mientras lo ve, lo que refleja, de alguna manera que al menos muchos conservan el rasgo humano de la sensibilidad.

Yo, que se lo que son las corporaciones y no me dejo arrastrar por esas campañitas que intentan explotar el lado sensible de las personas, decidí no ver el tal comercial.

Pero debido a la avalancha de comentarios y elogios no tuve más remedio que decirme “Déjame ver, de que se trata todo esto”.

Efectivamente el comercial está bien hecho, bien fotografiado y con una mezcla de sensibilidad  equilibrada para hacer que la gente estalle en llanto satisfecha con el final y con todo lo que dice de bueno sobre la naturaleza humana y con el mensaje de ayudar al prójimo y de hacer el bien sin mirar a quien.

A mí sin embargo el documental si me hace llorar, de verdad, lo confieso. Pero lo que me ha afectado es un hecho que no creo que ni los mismos creadores del anuncio lo tomaron en cuenta.

El comercial dice claramente que como sociedad nos jodimos.

Veamos el porqué de mi afirmación.

El argumento es simple: Una dueña de farmacia atrapa un niño robando medicinas, este dice que son para su madre enferma, un dueño de un negocio de comida vecino ve la acción paga las medicinas y encima de eso le da una sopa al niño. 30 años después vemos al dueño del negocio de comida en un hospital al borde de la muerte con la necesidad de una operación que no puede pagar, su hija llora desconsolada porque no tiene el dinero y deberá vender el negocio que, además, es  su única fuente de ingresos. Pero ah, la influencia de Hollywood, ah la fábrica de sueños el doctor que le atiende es el mismo niño que ellos ayudaron y hace la operación gratis y salva a nuestro héroe. Aplausos, lágrimas. Qué bien, la bondad humana no tiene límites y siempre tendrá su recompensa.

Pero la tragedia que presenta el comercial es otra: Hemos creado un  sistema social excluyente donde los niños deben robar medicinas para sus madres y los enfermos que no tienen dinero deben resignarse a su muerte.

Porque, suponiendo que la historia sea verídica y que eso ocurrió en realidad, cuantas otras madres han muerto en su lecho porque su hijo no tuvo el valor de robarse unas medicinas y encontró en el trayecto un buen samaritano? Cuantos pacientes han muerto en sus casas y en los hospitales, languideciendo porque su familia no puede pagar una operación?

El verdadero protagonista del comercial, la verdadera tragedia que  anuncia es el sistema infernal en el que vivimos todos los días. Y tú que lloras con el anuncio, a lo mejor cuando alguien se te acerca en un semáforo a pedir una limosna subes el vidrio y volteas el rostro, no porqué seas malo, ya lo probaste llorando con el anuncio, si no porque no es tu problema.


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