publicado en: Rosario3.com
Investigadores del departamento de psicología de la Universidad de Worcester, en Inglaterra, señalaron que revisar compulsivamente los smartphone para mantenerse al día con las amistades y las "novedades" de las redes sociales provoca ansiedad.
"Los smartphones se usan cada vez más para ayudar a las personas a afrontar distintos aspectos de sus vidas", comentó el autor del estudio Richard Balding. "Pero mientras más los usamos, más dependientes nos volvemos de ellos, y en realidad aumentamos el estrés en lugar de aliviarlo", destacó el psicólogo.
Para explorar cómo el uso de iPhones, Androids, Blackberries y otros dispositivos portátiles parecidos podría elevar el estrés, Balding y equipo condujeron pruebas psicométricas de estrés en más de cien participantes, que incluían estudiantes universitarios, dependientes de tiendas y empleados del sector público.
Los autores hallaron que las personas adquieren estos teléfonos inicialmente para manejar mejor sus obligaciones laborales. Sin embargo, a su vez notaron que los usuarios eventualmente terminan cambiando a interacciones más personales en los smartphones, cambiando el uso laboral por el deseo de mantener el control sobre la red social virtual.
A medida que este patrón de uso se acrecienta, también lo hace el estrés, observaron los investigadores. Y hay más información al respecto: mientras más frecuentemente revisa alguien un teléfono por motivos personales, más aumenta el estrés.
En los casos extremos, la presión de mantenerse en contacto puede volverse extrema, hasta tal punto que los usuarios más estresados perciben alertas (por ejemplo, a través de las vibraciones del teléfono) que no existen.
"Claro que mantenerse conectado es bueno", reconoció Balding. "Pero todos necesitamos un descanso. Algo de tiempo privado. De otra forma, hay un riesgo de que el estrés y la tensión que se acumulan por mantenerse conectado terminen teniendo un impacto negativo sobre las relaciones".
Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología de la Universidad de California en Riverside, dijo que aunque las observaciones le parecieron "razonables", se necesita más trabajo para establecer una verdadera causalidad.
"Quizás las personas que ya están estresadas y neuróticas sean más propensas a revisar sus teléfonos compulsivamente en primer lugar, tal vez las personas que tienen niveles altos de estrés son las que necesitan tener sus teléfonos encendidos todo el tiempo", apuntó. "Necesitamos ver qué lo causa realmente".
"Por supuesto, muchas investigaciones muestran que realmente vivir en el momento hace a las personas más felices", señaló Lyubomirsky. "Y claramente es menos probable que disfrutemos del momento si estamos revisando el teléfono. Pero al mismo tiempo, no siempre es malo. Me ahorra tiempo. Hace que mantenerse en contacto sea más fácil, y permite hacer varias tareas a la vez. Hay muchas personas que pueden sentir placer al enviar un correo electrónico de agradecimiento a alguien, o al buscar información en internet. Lo que importa es cómo se usa el teléfono, no el teléfono en sí".
Debido a que este estudio se presentó en una reunión médica, sus datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
"Los smartphones se usan cada vez más para ayudar a las personas a afrontar distintos aspectos de sus vidas", comentó el autor del estudio Richard Balding. "Pero mientras más los usamos, más dependientes nos volvemos de ellos, y en realidad aumentamos el estrés en lugar de aliviarlo", destacó el psicólogo.
Para explorar cómo el uso de iPhones, Androids, Blackberries y otros dispositivos portátiles parecidos podría elevar el estrés, Balding y equipo condujeron pruebas psicométricas de estrés en más de cien participantes, que incluían estudiantes universitarios, dependientes de tiendas y empleados del sector público.
Los autores hallaron que las personas adquieren estos teléfonos inicialmente para manejar mejor sus obligaciones laborales. Sin embargo, a su vez notaron que los usuarios eventualmente terminan cambiando a interacciones más personales en los smartphones, cambiando el uso laboral por el deseo de mantener el control sobre la red social virtual.
A medida que este patrón de uso se acrecienta, también lo hace el estrés, observaron los investigadores. Y hay más información al respecto: mientras más frecuentemente revisa alguien un teléfono por motivos personales, más aumenta el estrés.
En los casos extremos, la presión de mantenerse en contacto puede volverse extrema, hasta tal punto que los usuarios más estresados perciben alertas (por ejemplo, a través de las vibraciones del teléfono) que no existen.
"Claro que mantenerse conectado es bueno", reconoció Balding. "Pero todos necesitamos un descanso. Algo de tiempo privado. De otra forma, hay un riesgo de que el estrés y la tensión que se acumulan por mantenerse conectado terminen teniendo un impacto negativo sobre las relaciones".
Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología de la Universidad de California en Riverside, dijo que aunque las observaciones le parecieron "razonables", se necesita más trabajo para establecer una verdadera causalidad.
"Quizás las personas que ya están estresadas y neuróticas sean más propensas a revisar sus teléfonos compulsivamente en primer lugar, tal vez las personas que tienen niveles altos de estrés son las que necesitan tener sus teléfonos encendidos todo el tiempo", apuntó. "Necesitamos ver qué lo causa realmente".
"Por supuesto, muchas investigaciones muestran que realmente vivir en el momento hace a las personas más felices", señaló Lyubomirsky. "Y claramente es menos probable que disfrutemos del momento si estamos revisando el teléfono. Pero al mismo tiempo, no siempre es malo. Me ahorra tiempo. Hace que mantenerse en contacto sea más fácil, y permite hacer varias tareas a la vez. Hay muchas personas que pueden sentir placer al enviar un correo electrónico de agradecimiento a alguien, o al buscar información en internet. Lo que importa es cómo se usa el teléfono, no el teléfono en sí".
Debido a que este estudio se presentó en una reunión médica, sus datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
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