miércoles, 28 de septiembre de 2011

Facebook y el mundo liquido


Por Alvin Reyes

La conferencia F8 de Facebook ha llegado a su final. Las redes sociales son la explosión más grande en materia de comunicación de masas, pero sus creadores no están conformes con 800 millones de usuarios Mark Zuckerberg “pretende que a partir de ahora uno no pase el rato sino su vida entera en la red social”. (http://www.elpais.com/articulo/tecnologia/Facebook/permite/explorar/toda/vida/abre/bazar/contenidos/elpeputec/20110922elpeputec_4/Tes)

Creo que no existe mejor definición para la metáfora del mundo líquido que esta pretensión de este gigante de las comunicaciones, las nuevas aplicaciones permitirán, entre otras cosas “De Spotify a Raphsody, de Netflix a Hulu. Un espacio en el que encontrará de todo: música, peliculas, periódicos, libros, moda, cocina y, obviamente a sus amigos, con quienes podrá compartir los contenidos y de quienes sabrá qué está viendo o escuchando en cada momento. Sin olvidar los juegos, las aplicaciones más usadas en Facebook y que seguirán "mejorando", en palabras de su fundador”. (Idem)

En resumen debemos pasarnos horas y horas frente al ordenador relatando una vida que no estamos viviendo precisamente por estar toda la vida en la red social.

Parece que los señores de Facebook nunca jugaron baseball con sus amigos, no saben lo que es levantarse una hembra en un bar, jamás han leído un libro bajo la sombra de un árbol, y más trivial aun nunca le han dado una pedrada a un gato o un perro de un vecino.

Los adolescentes que se pasan horas y horas delante de un ordenador chateando y escribiendo tonterías que clase de padres serán? Adonde van a aprender el significado del amor? El amor y la verdadera amistad se forja con los años, hombro con hombro, la inmensa mayoría de amigos que tengo en Facebook son amigos de siempre que usamos la red para informarnos y saludarnos. El que quiera sustituir el mundo real por el virtual podrá tener éxito temporal pero jamás una foto de ordenador sustituirá el abrazo de un hermano y amigo.

Creo que las redes llegaron para quedarse y tienen un rol protagónico en muchos de los cambios que han ocurrido, pienso que sin el deseo expreso de sus creadores, pero de ahí a pasar la vida entera en un mundo virtual, mas liquido aun, no creo que sea saludable.

Mientras te contraigas en el vacío puedes pensar aún que estás en contacto con el Uno, pero tan pronto como manosees la arcilla, aunque sea electrónica, te conviertes en un demiurgo, y quien se empeña en hacer un mundo ya está comprometido con el error y con el mal.
Umberto Eco
El péndulo de Foucault

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Zygmunt Bauman: 44 cartas desde el mundo líquido


Por José Antonio González. Publicado en El Imparcial

A la vista de éste y de otros muchos libros recientes, no es aventurado decir que Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades del 2010, es el sociólogo de nuestro tiempo al modo como Max Weber lo fue en los inicios del capitalismo desarrollado. Bauman nos ha ofrecido la sugerente metáfora del mundo líquido para representar las características propias de nuestro presente: un mundo que exige a sus moradores (los ciudadanos y ciudadanas del postcapitalismo) una capacidad de adaptación, doblegamiento y provisionalidad como no se había experimentado desde los albores de la Modernidad. Max Weber también propuso su propia metáfora a comienzos del siglo XX, la de la jaula de hierro de una racionalidad instrumental que el sistema capitalista desborda sobre todas las esferas sociales y que desconoce el valor moral de las acciones y los objetivos emprendidos en su nombre. Weber describió el contexto del sentimiento contemporáneo bajo el rótulo de desencantamiento, que expresaba cómo el poder de sugestión de lo mitológico y religioso había cedido su lugar a la búsqueda de la certeza positivista.

Con este libro, Zygmunt Bauman parece querer decirnos que hoy es necesario poner un poco de distancia respecto a estas categorías y el enfoque sociológico desde el que se perfilaron. A través de un fascinante estilo epistolar, de extraordinaria calidad divulgativa, el autor ofrece una cartografía prolija del mundo líquido, en el que todo fluye permanentemente al servicio de un consumo desenfrenado y en el que todos y todas estamos hiperconectados. En su interior, sin embargo, late la condición incierta de un sujeto desdichado, incapaz de encontrarse a sí mismo y a los demás en su auténtica realidad vital. A través de estas poderosas 44 cartas Bauman desciende de la palestra del teórico para proponernos un compromiso existencial por la libertad y la solidaridad. Al mismo tiempo descubre que la intensidad de su propósito no encuentra un marco idóneo en las formas de pensamiento racionalizadas de la modernidad.

El autor vierte críticas a la ideología centrada en la autonomía individual, o al concepto aún vigente de los derechos humanos, y en su lugar quiere abrir puertas a una nueva cultura de los sujetos enlazados, conmovidos por la injusticia, la opresión y la humillación de los otros. Y reconoce asimismo que carecemos de instrumentos políticos (y también filosóficos) para dar formas concretas a estas motivaciones radicales. Por eso a veces su escrito parece deslizarse por una zona de incertidumbre con resonancias mezcladas de existencialismo y cristianismo, no muy acordes con el inveterado desencantamiento del que nos habló Max Weber. Bauman tiene, en todo caso, la honestidad y la valentía de presentarnos, con todo rigor, los desafíos del tiempo presente, sumido en una crisis de consecuencias aún desconocidas. En la última carta se rememora con emoción a Albert Camus, y su llamamiento a que la propia existencia sea un acto de rebelión. Con una espléndida traducción de Marta Pino, estamos, sin duda, ante uno de los grandes aciertos editoriales en el campo del ensayo en este 2011.

viernes, 16 de septiembre de 2011

The Trouble with Being Human These Days, un documental sobre Zygmunt Bauman y la modernidad líquida

Publicado en: SociologiaContemporanea.
El próximo mes de octubre es el lanzamiento oficial de The Trouble with Being Human These Days (Aqui pueden ver el Trailer), un esperado documental producido por Bartek Dziadosz y Grzegorz Lepiarz entorno al pensamiento del sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

El filme, un loable esfuerzo por captar a través de la lente la quintaesencia de la teoría de la modernidad líquida en el contexto de la crisis mundial, transita por varios paises (Lituania, España, Austria, Eslovaquia, Alemania y Polonia) y lugares pintorescos en Leeds (Inglaterra) donde se observa a un carismático Zygmunt Bauman participar en conferencias, paneles de discusión e, incluso, ceremonias de premiación. Recordemos que en 2010 compartió con Alain Touraine el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.


demás de la evidente figura de Zygmunt Bauman, The Trouble with Being Human These Days cuenta con la participación de otros distinguidos personajes como George Ritzer (autor de la celebérrima obra La mcdonalización de la sociedad), Neal Lawson, Adam Michnik, Miroslaw Balka y Mark Davis (director del Instituto Bauman en la Universidad de Leeds).

The Trouble with Being Human These Days

Director: Bartek Dziadosz
Productor: Grzegorz Lepiarz
Género: Documental
Protagonistas: Zygmunt Bauman, Mark Davis, George Ritzer, Neal Lawson, Adam Michnik, Miroslaw Balka
Duración: 55 minutos

Sinopsis: Este filme intenta retratar la teoría de la modernidad líquida del sociólogo Zygmunt Bauman en el contexto de la actual crisis mundial. Entrevistas, conferencias y paneles de discusión son algunas escenas donde el autor nos presenta su punzante diagnóstico de la sociedad contemporánea.

sábado, 10 de septiembre de 2011

El Experimento Niklaus. Estado de la cuestión


por Glez.-SernaPublicado en Las Letras y Las Cosas

Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja,
que un rico entre en el Reino de los Cielos.

Mt 19, 23-30







Juan Jose Arreola

Mediado el siglo XX, los principales medios de comunicación de la época se hacían eco de la propuesta de Arpad Niklaus de conseguir hacer pasar un camello por el ojo de una aguja. Frankfurter Allgemeine Zeitung se congratulaba por la iniciativa del físico de ascendencia renana, pues, defendía, sin duda acabaría trayendo como consecuencia una relación más igualitaria entre los seres humanos al abrir una esperanza de salvación ultraterrena a las clases potentadas. De esta manera, se expresaba el editorialista, no podía caber la menor duda de que estas personas, una vez eliminada su frustración transcendente, alterarían los comportamientos terrenales y sus relaciones con otros tipos humanos. En línea similar al diario alemán se posicionaban otros rotativos, como The Guardian, Ya, Le Monde, Los Ángeles Tribune y, sorprendentemente, el soviético Pravda.

Aparte de la valoración social que los medios de masas aportaron, el experimento del doctor Niklaus también tuvo su acogida en las páginas de bastantes publicaciones específicas, si bien en todos los casos se trataba de revistas con clara vocación divulgativa. Scientific American, sin ir más lejos, situó en primera plana el proyecto, centrándose, sobre todo, en las consecuencias positivas de desarrollar la capacidad de descomposición de la materia visible y tangible en un hilo de fuerza electromagnética que, sin llegar a perder la memoria de su estructura original, pudiera desplazarse en el tiempo y el espacio lo suficiente como para permitir el paso por el angosto hueco de la aguja.

Pese a que la mayoría de los agentes de opinión y la práctica totalidad de los corrillos científicos del momento manifestaron su entusiasmo por la iniciativa, desde ciertos sectores minoritarios se cuestionaron algunos aspectos del proyecto. Un casi desconocido columnista de L’Osservatore Romano y colaborador asiduo de las revistas Mondo Cane y Papeles de Molocay sugirió la posibilidad de que tal experimento podría romper el equilibrio asimétrico de la balanza entre el bien y el mal. La alteración de las proporciones de la receta divina, según Ambrogio Della Valle, que así se llamaba el articulista, ocasionaría sin lugar a ningún género de dudas una ruptura del plan divino para el hombre. La posición de Della Valle fue ferozmente negada en un artículo de fondo firmado por Lucca Stampi, consejero jesuítico para asuntos bíblicos, que el propio rotativo vaticano publicó algunos días después. La tesis de Stampi, como parece obvio, se centraba en la idea de que los caminos del Creador son inexcrutables para el ser humano y que, por ende, toda acción humana está contenida en el Plan de Dios, sea cual fuere su orientación. Los artículos de Della Valle y Stampi generaron un auténtico río de tinta que recorrió como un torrente la geografía occidental. Teólogos, periodistas, filósofos, economistas y políticos de toda índole expresaron sus opiniones a favor o en contra de la quimera de Niklaus, exploraron las aristas más afiladas y escondidas de la cuestión y defendieron o refutaron el libre albedrío humano, así como la capacidad para abandonar los planes divinos.

Curiosamente, el mundillo literario se hizo escaso eco de la iniciativa científica y la posterior disputa. Entre la información que he podido manejar, tan sólo el mexicano Juan José Arreola dedica unas páginas de su Confabulario a la obra de Arpad Niklaus. En ellas, el autor se limita a glosar la vida y obra del científico, explica sucintamente las bases teóricas del experimento y valora el mismo desde un punto de vista que se antoja algo cínico. Arreola alaba, creo que de manera desmesurada, la tarea iniciada, independientemente de su éxito o fracaso, pues tanto en lo uno como en lo otro adivina posibilidades de transformación positiva para la humanidad.

La marejada que hace ya casi más de medio siglo provocó la hipótesis de la posible desintegración de un camello fue calmándose lentamente, como suele suceder. Otros acontecimientos oscurecieron las noticias en torno al experimento: las guerras en Corea e Indochina, la tensa paz entre bloques o la crisis del petróleo al finalizar la década de los setenta sepultaron definitivamente el interés por mamíferos ungulados y agujas. Sin embargo, nos consta que Niklaus y su equipo perseveraron en su trabajo, calladamente. Las últimas noticias sobre el proyecto aludían a la muerte de su iniciador y la subsiguiente migración del equipo a una pequeña población en las cercanías de Tübingen, en el estado alemán de Baden-Wurtemberg. Se sabe que siguieron trabajando en la desintegración e integración de la materia y que las primeras pruebas tangibles arrojaron un cierto nivel de éxito que justificaba la entrada de nuevos inversores. Así se desprende de la nota salmón que apareció en diciembre de 1989 en el Financial Times, en la que se informaba sobre la ampliación de capital de una empresa denominada Niklaus Corporation. Precisamente fue esa nota económica la última referencia al proyecto de la que hemos tenido noticias fidedignas. Tras ella no ha habido nada más digno de mención: la compañía se mantiene estable, reparte dividendos con regularidad y a nadie parece interesar la naturaleza de su negocio.

***

En febrero de 2006 conocí a George Stapleton. El día había sido duro y antes de regresar al hogar paré a tomar un café. En la mesa contigua, un hombre de unos ochenta años, barba cerrada y profundas entradas, apuraba un enorme vaso de whisky puro. No le presté demasiada atención y me sumergí en la lectura del Confabulario de Arreola al tiempo que el café negro hacía renacer la vida en mi interior. El hombre del whisky se me dirigió en un castellano complicado. Al parecer tenía ganas de charlar y, entre sorbo y sorbo, pude conocer su nombre, su nacionalidad y su oficio. La conversación, siempre gobernada por el viejo, acabó derivando hacia el tema de la casualidad, momento en el que tomó en sus manos mi libro y me preguntó si ya había leído la historia titulada En verdad os digo. “Se centra en un experimento científico en el que participé”, continuó Stapleton, “Sí, yo trabajé con Niklaus”. Me sorprendió sobremanera cómo el azar juega con nuestras vidas, confirmándome en la idea de que no somos más que simples figuras prescindibles en un ajedrez eterno. Había detenido mi coche para tomar un último café y ese hecho posibilitó mi encuentro con alguien que bien podría ser un personaje de la ficción que en ese momento leía. No pude evitar participar en el juego del destino y me dirigí al anciano para averiguar si el experimento había dado resultado, ya que el texto de Arreola no arrojaba ninguna luz sobre la consecución de los objetivos. “Sí”, respondió, “conseguimos que el puto camello atravesara el ojo de la aguja”. Ante la incredulidad que debió vislumbrar en mi rostro, Georges Stapleton me miró fijamente y, de manera categórica, lanzó un “ya se irá enterando” que resonó en la cafetería como una terrible amenaza. Al momento, el hombre apuró su copa y se marchó. Su figura renqueante salió de mi vida para no volver.

Casi cinco años han pasado desde ese encuentro. En este tiempo el mundo ha entrado en un laberinto que los analistas económicos más expertos son incapaces de explicar. El recurso más extendido es la alusión a los mercados como detonantes de la situación, aunque hasta el momento nadie ha podido identificarlos. Los mercados no tienen cara ni cuerpo ni dirección social. Solamente son, y juegan con las finanzas mundiales a su antojo. Las economías nacionales sufren ataques que las empobrecen y la desesperanza se ha instalado en el cuerpo social. Grecia ha reventado ya, al igual que la verde y melancólica Irlanda. Portugal, Bélgica, España, Italia, están bajo sospecha. Los mercados, nos dicen, parecen estar dirigiendo un ataque soterrado contra la economía del euro y el llamado estado del bienestar. El dinero cambia de manos a la velocidad del rayo sin que exista la más mínima claridad sobre su destino final.

En estos tiempos oscuros, el recuerdo del texto de Arreola y el breve encuentro con George Stapleton me hacen pensar en una posible relación de lo que está sucediendo con el Experimento Niklaus. Si es verdad, como confirmó Stapleton, que al fin pudo hacerse pasar un camello por el ojo de una aguja, ese viaje debió provocar una reacción en cadena que escapó al control humano. Es de creer que tras el tránsito del camélido los ricos pudieron por fin hollar los senderos celestiales. Quienes acostumbraron en vida a jugar con el esfuerzo y la esperanza de todos no creo que hayan abandonado una tarea para la que estaban genéticamente programados. Más bien pienso que se habrán reforzado desde la posición de poder ultraterreno que ahora deben ocupar.


Nota de Alvin Reyes:

Para leer el cuento En Verdad os Digo, de Juan Jose Arreola. Click Aqui

lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Por qué los ricos dejarán de gastar?


Ha habido una enorme cantidad de análisis de alto nivel acerca de si los ricos seguirán gastando durante las recientes turbulencias económicas. Gran parte de ellos, sin embargo, están equivocados.

Algunos han analizado las fuertes ventas de junio y julio, asumiendo que continuará la tendencia. Si a los ricos antes no les importaba que sus zapatos de Jimmy Choo costaran US$860, ¿por qué les importaría ahora? De acuerdo con un informe de The New York Times, las ventas de lujo mostraron en julio su mayor aumento mensual en más de un año.

Otros prefieren concentrarse en las buenas noticias en los mercados emergentes, asegurando que a Estados Unidos y a Europa ya no cuentan para las ventas de lujo. China está en boga, mientras que venderle carteras Birkin a los estadounidenses y europeos es algo pasado de moda.

Sin embargo, lo que otros citan lo que yo llamó la "defensa de la inmunidad", para decir que los ricos son de alguna manera mágicamente inmunes a las recesiones y a otras fuerzas de gravedad económica que afectan al resto de mortales. Añaden, además, que la desigualdad puede incluso ser buena para los negocios de lujo, ya que implica que los ricos seguirán gastando.

El analista sobre lujo de HSBC Antoine Beige escribió en una reciente investigación que estamos en una "nueva normalidad" donde la caída de las economías en Europa y EE.UU. no tiene importancia. "Con excepción de Japón, las tasas de crecimiento asiáticas no están debilitándose, EE.UU. y Europa se benefician de la polarización, y Japón parece estar estabilizándose a pesar del desastre de marzo". Dijo además que algunas empresas de lujo "se beneficiarán de esta 'nueva normalidad'".

Puede que Beige tenga razón cuando se trata de ventas a nivel mundial. Pero no hay ninguna "nueva normalidad" en EE.UU.

Lo único normal en EE.UU. es lo siguiente: la riqueza estadounidense depende más que nunca del mercado de valores. Y lo mismo ocurre con su gasto. Cuanto más volátiles se vuelven los mercados, más lo hacen los gastos relacionados con el lujo. Incluso si los ricos todavía tienen dinero, la reducción de su riqueza en agosto y los recuerdos de 2008 seguramente les quitarán las ganas de zapatos de US$860.

Es algo obvio, pero de alguna forma se le pasó a los comentaristas y promotores del lujo.

El lujo (al menos en EE.UU.) ya no es una industria estable. Por el contrario, se convierte cada vez más en el más maniático de los segmentos de la economía, ya que sigue más los cambios de la bolsa de valores antes que el crecimiento económico. La nueva normalidad para el lujo significa que no hay más normalidad. A medida que los mercados financieros, la riqueza y el gasto en artículos lujosos estén más íntimamente ligados, el lujo será cada vez más propenso a las alzas y bajas repentinas.

Al menos los inversionistas en acciones de lujo parecen recibir el mensaje.