Por ROBERT FRANK Publicado en The Wall Street Journal Americas
Ha habido una enorme cantidad de análisis de alto nivel acerca de si los ricos seguirán gastando durante las recientes turbulencias económicas. Gran parte de ellos, sin embargo, están equivocados.
Algunos han analizado las fuertes ventas de junio y julio, asumiendo que continuará la tendencia. Si a los ricos antes no les importaba que sus zapatos de Jimmy Choo costaran US$860, ¿por qué les importaría ahora? De acuerdo con un informe de The New York Times, las ventas de lujo mostraron en julio su mayor aumento mensual en más de un año.
Otros prefieren concentrarse en las buenas noticias en los mercados emergentes, asegurando que a Estados Unidos y a Europa ya no cuentan para las ventas de lujo. China está en boga, mientras que venderle carteras Birkin a los estadounidenses y europeos es algo pasado de moda.
Sin embargo, lo que otros citan lo que yo llamó la "defensa de la inmunidad", para decir que los ricos son de alguna manera mágicamente inmunes a las recesiones y a otras fuerzas de gravedad económica que afectan al resto de mortales. Añaden, además, que la desigualdad puede incluso ser buena para los negocios de lujo, ya que implica que los ricos seguirán gastando.
El analista sobre lujo de HSBC Antoine Beige escribió en una reciente investigación que estamos en una "nueva normalidad" donde la caída de las economías en Europa y EE.UU. no tiene importancia. "Con excepción de Japón, las tasas de crecimiento asiáticas no están debilitándose, EE.UU. y Europa se benefician de la polarización, y Japón parece estar estabilizándose a pesar del desastre de marzo". Dijo además que algunas empresas de lujo "se beneficiarán de esta 'nueva normalidad'".
Puede que Beige tenga razón cuando se trata de ventas a nivel mundial. Pero no hay ninguna "nueva normalidad" en EE.UU.
Lo único normal en EE.UU. es lo siguiente: la riqueza estadounidense depende más que nunca del mercado de valores. Y lo mismo ocurre con su gasto. Cuanto más volátiles se vuelven los mercados, más lo hacen los gastos relacionados con el lujo. Incluso si los ricos todavía tienen dinero, la reducción de su riqueza en agosto y los recuerdos de 2008 seguramente les quitarán las ganas de zapatos de US$860.
Es algo obvio, pero de alguna forma se le pasó a los comentaristas y promotores del lujo.
El lujo (al menos en EE.UU.) ya no es una industria estable. Por el contrario, se convierte cada vez más en el más maniático de los segmentos de la economía, ya que sigue más los cambios de la bolsa de valores antes que el crecimiento económico. La nueva normalidad para el lujo significa que no hay más normalidad. A medida que los mercados financieros, la riqueza y el gasto en artículos lujosos estén más íntimamente ligados, el lujo será cada vez más propenso a las alzas y bajas repentinas.
Al menos los inversionistas en acciones de lujo parecen recibir el mensaje.
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