Alvin Reyes
Una de las cosas que más me asombran en esta época de
redes sociales e hiper comunicación es conocer de la existencia de un lucrativo
negocio: vender “me gusta” y “seguidores”.
O sea tengo una página web, quiero vender publicidad y
le pago una cantidad de dólares a Facebook para que el número de mis seguidores
aumente, estos seguidores son fantasmas, son empleados que están digamos en la
India y que reciben X cantidad de dinero por dar “me gusta” y “seguir”
determinadas páginas que Facebook o Instagram les asignan.
¿Se podrá vivir una falsedad más grande? ¿Puedo vender
mi negocio a la publicidad basado en una red de seguidores de mentira?
Esto no es más que la continuación de un modelo de
sociedad actual donde todo se basa en la falsedad y la mentira.
Todo es falso: Culos falsos, tetas falsas, pestañas
falsas, cabellos falsos, amistades falsas, amores falsos, promesas políticas
falsas, candidatos falsos, guerras basadas en falsas amenazas, noticias falsas, fronteras de mentira,
vidas prestadas, sueños de otros, falsos izquierdistas, alimentos falsos,
cosméticos con propiedades falsas, medicamentos que prometen mejora pero que
dejan nefastas consecuencias.
Entonces me pongo a pensar cuando llegue una verdadera
crisis, una verdadera catástrofe, con cuales recursos humanos, con cual
fortaleza de espíritu podrá sobrevivir una sociedad cuyos cimientos son falsos?
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