Según dicho portal, este programa de robo de datos es controlado desde la sede de la NSA en Fort Made, en el estado de Maryland, así como desde bases de inteligencia de Japón y el Reino Unido.
De hecho, la agencia británica de inteligencia GCHQ “parece haber desempeñado un papel integral” en el desarrollo del malware utilizado, llamado ‘implants’, según el artículo.
Este software dañino le permite a la agencia hacer uso del micrófono de la computadora infectada para grabar audio, así como tomar fotos con su cámara web.
Una de las tácticas para distribuir el ‘implants’ era el envío de correos electrónicos que contenían el malware, mientras que en otras ocasiones se hizo pasar como un falso servidor de Facebook y utilizó a la red social para lanzar e infectar computadoras con el objetivo de extraerles archivos del disco duro.
De esta forma, cuando la persona que estaba siendo espiada ingresaba a Facebook, el servicio secreto podía acceder a su flujo de datos. Según informa ‘The Intercept’, la red social negó tener pruebas de estas actividades.