viernes, 30 de agosto de 2013

La sociedad del desperdicio: 11 datos increíbles sobre la basura

Publicado en ecoosfera

Somos una sociedad que valora la acumulación, y la acumulación –es decir, el poseer mucho más de lo que necesitamos para vivir y disfrutar– se convierte eventualmente en un estorbo y en basura. El concepto mismo de “basura” habla mucho del estado de nuestra civilización: fabricamos objetos para envolver otros objetos que, luego de esta modesta función, son desechados. Pero al igual que los desperdicios diarios nos deshacemos de muchas cosas que podrían tener un mejor uso, o que, como las pilas de los teléfonos celulares, hacen mucho daño al medio ambiente.
Estos son 11 datos que no sabes en torno a la basura, recogidos de diferentes organizaciones y grupos a favor del reciclaje, quienes abordan esta industria como una manera de hacer negocio y de tratar de salvar al mundo de inundarse en sus propios desechos.
11.
15.8 millones de toneladas de materiales de lectura (libros y revistas) además de muchos otros productos de papelería se desecharon en 2010.
10.
Los centros de reciclaje de aluminio reportan que en 2011 se desecharon 32.7 mil millones de latas de aluminio en Estados Unidos, con valor de $820 millones de dólares.
9.
Según Unite for Sight, más de cuatro millones de pares de anteojos terminan en la basura.
8.
En 2010 se desecharon más de 22.3 mil toneladas de textiles, incluyendo ropa.
7.
Las 38 mil millas de listón que se desechan cada año serían suficientes para atar un nudo alrededor de la Tierra, según el departamento de reciclaje de California.
6.
Según datos de los fabricantes de caucho, 1.3 mil millones de toneladas de llantas usadas terminaron en tiraderos de basura en 2009.
5.
En el 2010 los estadunidenses tiraron 152 millones de teléfonos móviles y otros aparatos portátiles, de los cuales 135 millones terminaron en la basura.
4.
Cada año más de 350 millones de pares de zapatos terminan en botaderos, según asociaciones como Shoes for the Cure.
3.
Según reBonus, un negocio de reciclaje, cada año se desechan casi 20 mil toneladas de pelotas de tenis usadas.
2.
Estados Unidos manufactura cerca de mil millones de CDs y DVDs al año, millones de los cuales terminan en la basura, según el Centro de Reciclaje de EU.
1.
Más de 10 millones de bicicletas se tiran en basureros de Estados Unidos y Europa cada año, según Bicycles for Humanity.

martes, 20 de agosto de 2013

Zygmunt Bauman: ¿Qué futuro estamos construyendo?



Entrevista al sociólogo Zygmunt Bauman publicada en Ssociologos

Todo se diluye a nuestro alrededor. Cualquiera diría que la “modernidad líquida” que vislumbró Zygmunt Bauman se ha convertido en un torrente que todo lo arrastra. No va quedando nada sólido a lo que agarrarse. Y lo que es peor: cualquiera diría que hemos pasado de la fase “ultralíquida” a la gaseosa. Todo se está haciendo cada vez más etéreo.
“Lo que ocurre es que no tenemos un destino claro hacia el que movernos“, certifica el sociólogo y pensador polaco, que sigue trotando infatigablemente por el mundo a sus 87 años. “Deberíamos tener un modelo de sociedad global, de economía global, de política global… En vez de eso, lo único que hacemos es reaccionar ante la última tormenta de los mercados, buscar soluciones a corto plazo, dar manotazos en la oscuridad”.
Acudimos al reclamo del maestro en su terruño adoptivo de Leeds, donde lleva media vida afincado y desde donde observa el mundo con sus ojillos ávidos, entregado al ritual diario de la escritura y del tabaco en pipa. Aspira Bauman el humo por la boquilla, y ya pueden fluir sus largos y ponderados pensamientos sobre la vida líquida.
“La relación de dependencia mutua entre el Estado y los ciudadanos ha sido cancelada unilateralmente. A los ciudadanos no se les ha pedido su opinión”.
“Cuando usé la metáfora de la “modernidad líquida”, me refería en concreto al período que arrancó hace algo más de tres décadas. Líquido significa, literalmente, “aquello que no puede mantener su forma”. Y en esa etapa seguimos: todas las instituciones de la etapa “sólida” anterior están haciendo aguas, de los Estados a las familias, pasando por los partidos políticos, las empresas, los puestos de trabajo que antes nos daban seguridad y que ahora no sabemos si durarán hasta mañana. Es cierto, hay una sensación de liquidez total. Pero esto no es nuevo, en todo caso se ha acelerado”.
Sostiene Bauman que el mundo sólido surgido de los rescoldos de la Segunda Guerra Mundial ya no es viable. Admite que a él nunca le gustó el término de “estado del bienestar”, que se ha acabado convirtiendo en un caballo de batalla ideológico.
“Yo siempre he preferido hablar del “estado social”. Se trataba de crear una especie de “seguro colectivo” a la población tras la devastación causada por la guerra, y en esto estaban de acuerdo la derecha y la izquierda. Lo que ocurre es que el “estado social” fue creado para un mundo sólido como el que teníamos y es muy difícil hacerlo viable en este mundo líquido, en el que cualquier institución que creemos tiene seguramente los días contados”.
La esperanza es inmortal, sostiene Bauman, que nos invita a defender la sanidad pública, la educación pública o las pensiones mientras podamos. Pero poco a poco habrá que hacerse a la idea de que el “estado social” se irá disolviendo y acabará dejando paso a otra cosa.

Un planeta social

“En este ‘espacio de los flujos’ del que habla Manuel Castells, tal vez tiene más sentido hablar de un “estado en red” o de “un planeta social”, con organizaciones no gubernamentales que cubran los huecos que va dejando el estado. Yo creo sobre todo en la posibilidad de crear una realidad distinta dentro de nuestro radio de alcance. De hecho, los grupos locales que están creando lazos globales como Slow Food, son para mí la mayor esperanza de cambio”.
“El gran reto del siglo XXI va a ser precisamente acabar con el divorcio entre poder y política”
Eso sí, el maestro quiere dejar claro que hay una diferencia entre “lo inevitable” en este mundo líquido y lo que está ocurriendo en la vieja Europa desde que arrancó la crisis: “La relación de dependencia mutua entre el Estado y los ciudadanos ha sido cancelada unilateralmente. A los ciudadanos no se les ha pedido su opinión, por eso ha habido manifestaciones en las calles. Se ha roto el pacto social, no es extraño que la gente mire cada vez con más recelo a los políticos”.
Una cosa es la dosis necesaria de austeridad tras “la orgía consumista” de las tres últimas décadas, y otra muy distinta es “la austeridad de doble rasero” que están imponiendo los Gobiernos en Europa. El autor de ‘Tiempos líquidos’ le ha dedicado al tema uno de sus últimos libros: ‘Daños colaterales: desigualdades sociales en la era global’.
“La austeridad que están haciendo lo Gobiernos puede resumirse así: pobreza para la mayoría y riqueza para unos pocos (los banqueros, los accionistas y los inversores). O lo que es lo mismo: austeridad para España, Grecia, Portugal e Italia, mientras Alemania hace y deshace a sus anchas. Como dice mi colega, el sociólogo alemán Ulrich Beck, Madame Merkiavelo (resultante de la fusión de Merkel y Maquiavelo) consulta todas las mañanas el oráculo de los mercados y luego decide”.

Al albur de los mercados

¿Qué hacemos pues con los políticos? “Ése es el gran problema. La falta de confianza en los políticos es un fenómeno a nivel mundial. Y la razón de fondo es que los políticos no tienen ningún poder, el estado no tiene poder. En el mundo globalizado en el que vivimos, las decisiones las toman los poderes económicos que no entienden de fronteras. El gran reto del siglo XXI va a ser precisamente acabar con el divorcio entre poder y política”.
Pese a todos sus envites contra el sistema, Bauman reconoce que hoy por hoy no hay alternativa viable al capitalismo, que ha demostrado la capacidad de las anguilas para adaptarse a los tiempos líquidos.
“La naturaleza del capitalismo es la de un parásito: se apropia de un organismo, se alimenta de él, lo deja enfermo o exhausto y salta a otro”.
“El capitalismo se lleva trasformando desde su invención y ha sobrevivido a las situaciones más difíciles. Su naturaleza es esencialmente la de un parásito: se apropia de un organismo, se alimenta de él, lo deja enfermo o exhausto y salta a otro. Eso es lo que está ocurriendo desde que arrancó esta forma de capitalismo en la era de la globalización”.

La generación de la incertidumbre

“Recordemos el famoso ‘corralito’ en Argentina”, advierte Bauman. “Luego vino el colapso de Malasia, y la crisis del rublo, y finalmente la burbuja que estalló en Irlanda, luego en Islandia, y en Grecia, y ahora en España. Hasta que no revuelvan el país y lo dejen en una situación límite no dejarán de dar la lata. Mire lo que ha ocurrido en Chipre. El capitalismo necesita de tierras vírgenes, que puedan ser persuadidas y seducidas. Ya llegará el momento en que se les obligue a pagar las deudas”.
La última gran preocupación de Bauman es en todo caso la juventud. A la generación de la incertidumbre le dedica su último libro (‘Sobre la educación en un mundo líquido’), con especial hincapié en el desfase del sistema educativo y la precariedad económica en estos tiempos ultralíquidos.
“Soy muy consciente del tremendo problema del paro juvenil, que es algo ya común a todos los países occidentales, pero que se manifiesta muy cruelmente en España. Cuando más de la mitad de los jóvenes no tienen trabajo, cuando a muchos de ellos no les queda más salida que salir al extranjero o ganarse la vida en trabajos ‘basura’, después de haber sacado títulos que no les sirven para nada, la gran pregunta es: “¿Qué futuro estamos construyendo?”.
Artículo de Carlos Fresneda, vista en elmundo.es


domingo, 4 de agosto de 2013

Fábricas de 'me gusta' para Facebook

Publicado originalmente en RT

Varias organizaciones de derechos humanos alertaron de la existencia en Bangladés de empresas que contratan a personas para poner 'me gusta' en Facebook. Denuncian las pésimas condiciones de trabajo y los bajos salarios.

¿Le gustan los calabacines? De acuerdo con una página en Facebook dedicada a estas hortalizas, resulta que hay un sinfín de personas a las que les encantan los calabacines que simplemente hicieron click en el botón 'me gusta'. Sin embargo, se descubrió que se trata  de una mentira ya que los 'likes' fueron clicados por un equipo de trabajadores de Dhaka, capital de Bangladés, según informa 'The Guardian'.

Se trata de una empresa donde los empleados trabajan en condiciones pésimas, oficinas pequeñas con pocas ventanas enrejadas y a veces trabajando en turnos nocturnos crean perfiles falsos para luego vender 'likes' a diferentes clientes. Por su trabajo estas personas reciben 120 dólares al año, según los investigadores.

Cabe recordar que recientemente estalló un escándalo relacionado con los polémicos 'me gusta' de Facebook en EE.UU. Pero en este caso los funcionarios del Departamento de Estado querían hacer más popular su página de Facebook gastando cientos de miles de dólares en medio de la crisis económica. No obstante, el intento de atraer a seguidores resultó inútil. Solo un 2% de los usuarios que ha apretado el botón 'me gusta' en Facebook realmente sigue las noticias de la página, la comparte con sus amigos y deja comentarios.