Por Pilar
Robledo. Publicado en ROTOTOMSUNPLASH
“Nos han hecho creer que la felicidad está en el consumo: conseguir un trabajo,
(si tienes suerte), mantenerlo en el tiempo para ganar dinero, para después
gastarlo y así poseer cada vez más cosas que no nos hacen realmente felices.
Debemos crear un nuevo modo de vida, nuevos mecanismos cotidianos que nos
permitan redescubrir la felicidad fuera de los modos tradicionales que ha
impuesto el capitalismo. Y debemos hacerlo ya. La sociedad necesita ayuda
mutua, solidaridad, cooperativismo… La verdadera felicidad se encuentra en la
amistad, en el amor, en la familia, viviendo en comunidad, conociendo a tus
vecinos. La felicidad está en la música, en el arte. No se trata de tener cada
vez más objetos, más comodidades, sino en disfrutar de la emoción. La solución
está en nuestros corazones. Es necesario crear nuevas instituciones sociales,
pequeñas, locales, que después puedan unirse en un cambio global. Porque todos
estamos interrelacionados: todos dependemos los unos de los otros, todos
vivimos en un único planeta. Tenemos el deber de tomar el control de nuestras
propias vidas. Es un buen punto de partida para cambiar el mundo”.
Esta es la mejor receta que Zygmunt Bauman ha querido legar a los
asistentes al encuentro titulado “El mundo que nos espera”, entre la
periodista Rosa María Calaf (TVE), y el filósofo y sociólogo polaco,
Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.
Bauman ha hecho continuas referencias en su discurso al miedo que el sistema
capitalista ejerce sobre la población como herramienta de control social.
“Vivimos un momento de grave incertidumbre donde el ciudadano no sabe
realmente quién está al mando, y esto hace que perdamos la confianza en las
políticos, en las instituciones tradicionales. El efecto en la población es una
situación constante de miedo, de inseguridad… Los gobiernos gastan ingentes
cantidades de dinero en seguridad. Es la industria más próspera del momento.
Sucedió en Iraq con empresas de seguridad privada americanas: colonizaron el
país para, supuestamente, garantizar la libertad y la democracia, y aun no se ha
conseguido nada de lo que alegaban antes de la intervención armada… Deberían
haber invertido ese dinero en educación y sanidad, en construir escuelas u
hospitales, en definitiva, en garantizar los derechos básicos de la población.
La pobreza mata a muchísimas más personas en el mundo que el terrorismo. Pero
los políticos sugestionan a los ciudadanos para que siempre tengan miedo, y así
poder controlarlos, constreñir sus derechos, limitar las libertades
individuales. Estamos en un momento muy peligroso, porque las consecuencias de
todo esto afectan a nuestra vida diaria: nos dicen que debemos tener seguridad
en el trabajo, mantenerlo a pesar de las duras condicionas, porque así
obtendremos dinero para poder gastar. El miedo es una forma de control social
muy poderosa”
El prestigioso profesor polaco de ascendencia judía, procedente de una
familia que padeció el Holocausto nazi, opina que hoy vivimos también una
crisis del pensamiento a largo plazo: “El drama de esta sociedad es
que no hemos aprendido del pasado: el pasado es pasado, ya lo hemos olvidado.
Vivimos pensando que el día a día es el presente. Vamos rápido, a lo inmediato.
E igual de rápido olvidamos. Disponer del conocimiento, mantenerlo, debe ser
también un reto de los medios de comunicación, que actualmente, con los miles de
titulares atrayentes que lanzan cada día, hacen precisamente lo contrario:
favorecen el olvido de lo que ha sucedido llenándolo con las noticias fugaces
del día siguiente. Y en esto juegan también un papel importante las nuevas
tecnologías digitales: ¿para qué voy a recordar cosas si las puedo grabar o
apuntar en un teléfono móvil, o un dispositivo de almacenamiento de donde luego
puedo recuperarlas? También la tiranía del mercado nos está afectando en este
sentido: nos obligan a renunciar al pensamiento a largo plazo porque no podemos
avanzar lo que será de nosotros en pocos meses. Puedes tener un trabajo estable,
una vivienda, una familia, y de repente, perderlo todo…
El profesor Bauman ha puesto el acento de su discurso en la urgente cuestión
medioambiental. “Esta dinámica de consumo nos lleva a consumir en sólo un
año, lo equivalente a los recursos naturales de un planeta y medio como el
nuestro. Y los científicos calculan que hacia 2050 necesitaremos los recursos de
tres planetas si seguimos a este ritmo. Es insostenible. ¡No tenemos otro
planeta donde vivir!”
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