Publicado en Project Syndicate
SINGAPUR
– Los precios de las acciones de compañías de marcas de lujo se derrumbaron en
julio, después de que sus resultados financieros desilusionaron a los
inversores, en gran medida debido a una caída en las ventas en mercados
emergentes, especialmente China. Mientras tanto, los informes noticiosos
indican que los centros comerciales de alta gama en India y China están cada
vez más vacíos.
¿Qué está
sucediendo? Muchos analistas habían pronosticado que los mercados emergentes
generarían un crecimiento exponencial en la próxima década. Pero ahora se dice
que la crisis global está desacelerando estas economías y sofocando el gasto
discrecional.
Sin
embargo, realmente no se le puede echar la culpa a una desaceleración del
crecimiento económico de China de que las ventas de productos de lujo hayan
caído o los centros comerciales estén vacíos. La tasa de crecimiento anual de
la economía china de 7,5 billones de dólares se desaceleró a 7,6% en el segundo
trimestre, con respecto a 8,1% en enero-marzo -difícilmente una causa de
pánico-. Es más, las dos terceras partes de la caída son atribuibles a una
menor inversión y no a un menor consumo. Si bien China tiene muchos problemas
estructurales de largo plazo, no está cayendo exactamente en una recesión.
El
verdadero problema es que muchos analistas habían exagerado el volumen del
segmento de productos de lujo en los mercados emergentes. China es por lejos la
principal economía de mercados emergentes, con 1,6 millones de hogares que se
pueden calificar de "ricos" (con un ingreso anual disponible de más
de 150.000 dólares). Pero esta cifra se compara con 4,6 millones en Japón y es
sólo una fracción de los 19,2 millones de hogares ricos en Estados Unidos. La
cantidad de hogares ricos representa apenas 0,7 millones en India y un millón
en Brasil.
El punto
es que los países desarrollados siguen dominando el segmento de ingresos que
puede acceder a productos de lujo. El crecimiento explosivo registrado por este
segmento en los mercados emergentes en los últimos años reflejó un ingreso a
mercados anteriormente no explorados, con la subsiguiente desaceleración que
resulta de una saturación. La cantidad de hogares de altos ingresos sigue
creciendo, pero no lo suficiente como para justificar las tasas de crecimiento
del 30-40% que esperaban algunos.
Esto no
significa que hayan desaparecido las oportunidades de crecimiento en los
mercados emergentes, pero sí es necesario volver a calibrar las expectativas. A
pesar del auge económico de la década pasada, China aún tiene 164 millones de
hogares que se pueden calificar de "pobres" (con un ingreso anual
disponible de menos de 5.000 dólares) y otros 172 millones que son
"aspirantes" (entre 5.000 y 15.000 dólares). De la misma manera,
India tiene 104 millones de hogares pobres y 107 millones de hogares
aspirantes.
La
historia real en las próximas dos décadas será el cambio de estos países a una
condición de clase media. Si bien otras regiones emergentes experimentarán un
cambio similar, Asia dominará esta transformación.
Un
estudio del economista Homi Kharas de la Brookings Institution nos permite
percibir la magnitud del cambio. Kharas calcula que el 18% de la clase media
del mundo vivía en Norteamérica en 2009, mientras que otro 36% vivía en Europa.
El porcentaje correspondiente a Asia era 28% (incluyendo Japón).
Pero
las proyecciones de Kharas sugieren que Asia representará las dos terceras
partes de la clase media del mundo en 2030. En otras palabras, Asia desplazará
no sólo a Occidente, sino también a otras regiones emergentes. Esta es la
verdadera oportunidad de negocios.
Por
supuesto, el ascenso de la clase media de Asia no es el único cambio que
deberíamos esperar. Estamos en medio de un cambio social y demográfico que
destruirá y a la vez creará mercados de consumo. El proceso de envejecimiento
de los mercados desarrollados es bien conocido, pero los últimos datos revelan
que los mercados emergentes están envejeciendo a un ritmo aún más rápido.
La edad
mediana de China hoy es 34,5 años, comparado con 36,9 años en el caso de
Estados Unidos. Sin embargo, el chino promedio tendrá 42,5 años en 2030,
comparado con 39,1 en el caso del norteamericano promedio. El ruso mediano será
incluso más viejo, con 43,3 años.
El
impacto del envejecimiento ya se está sintiendo en los sistemas educativos de
estos países. La cantidad de estudiantes registrados en escuelas primarias en
China cayó 18% desde 1990, y un asombroso 33% en Corea del Sur. En el otro
extremo de la escala demográfica, el porcentaje de gente mayor está creciendo
de manera explosiva.
Mientras
tanto, la naturaleza de la unidad básica de consumo -el hogar- también está
cambiando rápidamente. En la mayoría de los países desarrollados, la familia
nuclear tradicional está en franca caída y está siendo remplazada por hogares
compuestos por una sola persona. En Alemania, por ejemplo, el 39% de los
hogares son unipersonales. Las parejas con hijos hoy representan el 19% y el
22% de los hogares en el Reino Unido y en Estados Unidos, respectivamente.
Sin
embargo, no todo tiene que ver con la atomización de los consumidores. Al mismo
tiempo somos testigos del resurgimiento de la familia extendida
multigeneracional: el 22% de los adultos norteamericanos en el grupo de 25-35
años vive con sus padres o parientes. Por el contrario, la familia extendida en
la India está cediendo terreno frente a las familias nucleares, que hoy
representan el 64% de los hogares.
Todos
estos cambios afectarán profundamente el futuro de los mercados de consumo. Por
ejemplo, necesitamos adaptar nuestra imagen mental de la familia nuclear de los
suburbios de Estados Unidos a las ciudades de rápida expansión de la India. En
el mismo sentido, nuestra imagen mental de la familia extendida
multigeneracional tiene que incluir las de Occidente. En el centro de este
nuevo paisaje de consumo estará una Asia que envejece pero cuya clase media es
cada vez mayor.
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