domingo, 5 de junio de 2011

“EL SUJETO EN EL TIEMPO: VERTIGO E INCERTIDUMBRE EN LA SOCIEDAD HIPERMODERNA ACTUAL.”


Ana María Araújo www.centroadleriano.org

“Nous sommes, quelque part, entre deux

fictions”.

Cioran

“Nada está adentro,

nada está afuera,

lo que está adentro

está afuera también”

Goethe.

ACTO I: DEL TIEMPO, INABARCABLE, SECRETO.

..

¿Qué es el Tiempo?

Pasaje. Huída. Intuición del instante. Instante inacabado. . Presente sorprendido. Devenir

incierto. Pasado y nostalgia. Discontinuidad y evento. Movimiento insostenible entre presencias y ausencias. Símbolo y mito. Estética de la desaparición. Relatividad y cambio. Existencia.

Espacio-tiempo. Tiempo descartable. Vertiginosidad de la velocidad. Cibermundo e inmanencia.

Búsqueda de una cierta trascendencia perdida... Imposibilidad del regreso, o el “eterno-retorno”

.El deseo y el éxtasis. “La pequeña-muerte” en el orgasmo sacro, en el acto de amor. Memoria y recuerdo. Ruptura o proceso. Poesía y ficción. Subjetividad, construcción y de-construcción de subjetividades. Eternidad. Misterio. Y ese sentimiento irreversible de exorcizar la muerte al enfrentarnos a El.

¿Qué es el tiempo?

La sucesión continua, inexorable, del pasado, el presente y el avenir.

Pero el pasado no es, porque ya no es más, así de absoluto y brutal. Ya no es más. Y Heráclito desde la Grecia Antigua, desde esa Grecia de orígenes y saberes nos lo recuerda siempre: todo cambia... y nadie se baña dos veces en el mismo río, porque el río cambia, y nosotros, mortales al fin, vamos cambiando, también. Pero a veces, con suerte, ese pasado se guarda en los escondidos rincones de un cierto inconsciente Personal... también cultural. Inconsciente arraigado en el Deseo. Y la memoria lo rescata y lo transforma: a través de la censura o la “reparación” ante la falta la carencia, aliviando entonces sufrimientos; o lo evoca en recuerdos e imágenes, en signos y símbolos, en sentimientos de un pasado que fue, quizás feliz.

El futuro, no es aún. Vendrá. En el devenir continuo de la discontinuidad inacabada de nuestras existencias, Si, vendrá, porque, junto a (Sartre, 1964) acordamos que “somos infinitamente más de lo que estamos siendo en este instante”, porque somos proyecto inacabado, existencia abierta,

movimiento que fluye hacia ese futuro incierto. Identidades en tensión, como el arco y la flecha. Sin embargo el futuro a veces, desaparece, en el supremo misterio de la eternidad o de la muerte.

No nos queda más, entonces, que el presente. Que parecería ser el único tiempo real. ¿Pero que es “lo real”? si vivimos jugando a escondidas extrañas entre realidad y ficción, entre objetividad y subjetividad, entre razón y sentimiento, entre pathos y logos, invadidos siempre por el poder del deseo. La relatividad como vivencia del presente dialoga con pasados y futuros inciertos. Y después de Einstein hablaremos de ese universo, de este presente nuestro que no es ya tiempo y espacio, sino que es espacio-tiempo, en la inconmensurable vertiginosidad de la luz.

Los dioses, nos dice el poeta griego Constantino Cavafi, hicieron suyo al tiempo, y nos dejaron a nosotros, los mortales, el espacio. Pero al querer recuperar desesperadamente el pasaje del tiempo, a través de la vivencia del instante, estamos desafiando a los dioses, en el presente de este cibermundo actual, donde tiempo y espacio se tornan inseparables.

El presente fascina y da miedo: fascina ...porque estamos en él, aprehendiendo la vida, devorando “ la savia de la vida”, insistiendo en vivir la intensidad a través del instante, inabarcable siempre- más aún en esta hipermodernidad “líquida “ de la cual haremos referencia más adelante; da miedo... porque lo estamos perdiendo constante irreparablemente.

Sin embargo, (André Compte Spontville 1999) nos dice que no debemos tener miedo al presente, él, no nos abandonará nunca, somos nosotros que lo abandonaremos. Y de esta afirmación se desprende una metafísica: la del ser-tiempo. Yo diría la del tiempo-existencia; y una ética: la del acto- evento. También una política de la acción y de la praxis como dadora de sentido y constructora del sujeto-social-complejo responsable del presente y sujetado por él. Sujeto producto de la historia y de la polis, y productor de esa historia y de su propia historicidad.

Nosotros no poseemos el tiempo, no tenemos un tiempo; nosotros somos tiempo en devenir. desde el hoy y el aquí de nuestra existencia, que se inscribe siempre en una sociedad, en una comunidad, en una o varias culturas, en un que hacer político, en una multiplicidad de juegos

identitarios e identificadores que nos van construyendo como proyecto.

El tiempo-movimiento, se presenta desde distintas dimensiones:

*El tiempo subjetivo es pautado por el Inconsciente y el Deseo, como verdaderos motores secretos de actos, y palabras, del ideal del yo y del yo ideal., de nuestros modelos identificatorios. de nuestros vínculos primeros. La prohibición del incesto, nuestro primer deseo, se transformará luego en el origen mismo de la civilización y de la Ley .Ese tiempo subjetivo nos es único, intransferible y solo compartible en el vínculo profundo con el otro, como espejo y constructo de muestra propia existencia. Este tiempo subjetivo, pauta a su vez nuestros universos sociopsíquicos, nuestras historias de vida, Nuestros angustias y nuestras fragilidades. Nuestras pulsiones y nuestros sentimientos. Eros y Thanatos están inscriptos en este espacio-tiempo.

La Esfinge, la adivinanza que la Esfinge le plantea a Edipo de Tebas marca el pasaje del tiempo del ser humano. Cuatro patas, el niño; dos patas, el ser adulto; tres patas, el anciano y su bastón...

Tiempo subjetivo que se fusiona, se retroalimenta y se nutre del pasaje del tiempo social. La edad y el pasaje del tiempo en el cuerpo- individual. Social:

*El Tiempo social, que se expresa en ese “ser-estar" en el mundo, dónde los signos y símbolo de una cultura, un pueblo, un barrio, una nación determinan y re significan al tiempo subjetivo, lo habitan y se dejan atravesar por él.

El pasaje del tiempo es vivido distinto en la Antigüedad, en la Edad Media, en la Modernidad industrial, en las sociedades Post-modernas e Hipermodernas de hoy. Porque la construcción de los procesos identitarios están determinadas por el ritmo distinto del espaciotiempo.

El trabajo, como paradigma quizás de estos cambios, es un analizador del espacio- tiempo social.

El tiempo del trabajo del campesino del medioevo, regido por las horas, por el amanecer del sol y la presencia de la luna en las distintas estaciones, por la naturaleza primera, por la fertilidad de la tierra, por las luces y las sombras del día y de la noche, es bien distinto al del obrero de la modernidad que irrumpe en el siglo XIX. Diferente al de ese trabajador d e las sociedad es taylorista- fordistas en las que el pasaje del tiempo-espacio está impregnado por una productividad industrial , con ritmos definidos desde otros referentes , con espacios cerrados de la fábrica- institución del nuevo mundo capitalista.

Pero también el campesino de hoy, establece un vínculo diferente con la naturaleza, marcado por las nuevas tecnologías... Vínculo que habla además, de la herida constante, mortífera al Ecosistema, frente a la irresponsabilidad cotidiana del no cuidado de nuestro planeta, en el transcurso del tiempo...

La hipermodernidad, el ciber-trabajo, la ruptura de los ciclos vitales, la flexibilidad laboral, la noche y el día, trastocados, inexistentes casi en las sociedades manageriales (del manager y la gestión de la empresa-excelencia), son transformados por ese Tiempo tecnologizado y virtual.

Cuasi omnipotente y soberbio. Ese tiempo-espacio social del trabajo hipermoderno que irrumpe haciendo co-habitar a la vez, lo maravilloso del avance científico, con lo siniestro de ciertas tecnologías secretas. No por ellas en si misma, sino por su utilización, sin conciencia.

*El tiempo cultural. Donde los mitos y los símbolos, el imaginario social cambiante, las creencias, los valores, los habitus transmitidos de generación en generación están atravesados y atraviesan el concepto y la vivencia del tiempo.

Las horas, los días, los meses, los años, la muerte misma se viven en forma distinta en la cultura Maya o Inca o Guaraní o Charrúa de ayer y de hoy, y en la cultura Greco-Latina.

La América india, la América herida por la invasión y la conquista, tenía tiempos y espacios diferentes. Ni mejores ni peores. Distintos. Y todavía hoy, entre espantados y perplejos nos preguntamos ¿Dónde quedó el respeto? ¿En nombre de que dios o de que interés supremo se cometió el genocidio?

Todavía seguiremos resistiendo, que es también una forma de vivir el espacio-tiempo. El espacio de nuestra Pacha mama; el tiempo milenario de nuestros ancestros. El tiempo entonces, como verdadero constructo simbólico está en la base misma de nuestras existencias y de nuestras culturas.

*El tiempo corporal

El tiempo corporal se expresa a través del deterioro inexorable de los cuerpos. El secreto anhelado por poetas y filósofos, científicos y místicos de la “eterna juventud”.nos atraviesa a todos, desde siempre, desde los orígenes mismo de la pérdida de la eternidad.

Nuestros cuerpos son verdaderos analizadores también del pasaje del tiempo subjetivo, del tiempo social, y del tiempo cultural. Los cuerpos de una mujer de 40 años en la Edad Media... y sus marcas del tiempo en ella, son bien distintos a los cuerpos de un mujer también de 40 años, hoy.

Pero también los cuerpos agotados, de un obrero de la construcción de hoy, y un abogado exitoso, de clase media alta, también de hoy parecen ser abismalmente distintos.

Parecería que queremos eternizar la juventud y paralizar el pasaje del tiempo en nuestros cuerpos, a través del jogging, de la musculación, de los aparatos utilizados en forma exagerada y fóbica; de la alimentación “light”(casi todo se va transformando en light, o soft), de las cirugías plásticas y las lipoaspiraciones, de la curas de 15 días en clínicas selectas de remodelación total, de caras alisadas y cuerpos siliconizados, plastificados, que contrastan con fotos que a veces osan mostrarnos los periódicos , de niños moribundos y hambriento del continente africano asiático, latinoamericano. Para algunos la obsesión es detener el tiempo! Retener la juventud como paroxismo de la felicidad. ¿de la felicidad? Para otros es sobrevivir..

La vivencia del tiempo no es democrática... sólo la muerte lo es.

ACTO II: CAMINANDO, VULNERABLES Y ASOMBRADOS, POR LA

HIPERMODERNIDAD ACTUAL.

Estamos viviendo un momento histórico no solo pautado por la vertiginosidad del pasaje del tiempo y la aceleración de las transformaciones tecnológicas, sino por la aparición de un universo virtual que nos habla de una verdadera mutación civilizatoria. que abarca todos los ámbitos. La dimensión laboral, los vínculos intersubjetivos, la construcción y de-construcción de subjetividades, las nuevas patologías del cuerpo y del alma, valores y ritos, ética y estéticas de la hipermodernidad.

La “Hipermodernidad” como denominan ( Vincent de Gaulejac y Nicole Auber , 2001 y 2004) a nuestras sociedades actuales se articula con el concepto de (Bauman,2000) de “Modernidad Líquida “ o al de la “Segunda Modernidad” que evoca( Beck,2001)

Así como en el siglo XIX la Revolución Industrial creó el universo de la Modernidad, “sólida”, “estable”, con pautas conocidas (buenas o malas pero conocidas al fin); la Tercera Revolución Tecnológica generó una hipermodernidad de incompletud, incertidumbre y vulnerabilidad.

También incentivó sociedades de redes de conocimiento hasta ahora impensadas; de nuevas comunicaciones a nivel mundial; y de cambios culturales, y simbólicos que atraviesan nuestras vidas cotidianas y se proyectan y transforman el concepto y la vivencia del Tiempo, como hilo conductor de nuestra existencia y nuestro acontecer.

El Tiempo para los griegos se nombra y por lo tanto se conceptualiza de tres maneras.

Cronos, el dios supremo, el todopoderoso, el que rige y pauta la vida y la muerte de los seres humanos, el Primero, el que está en los orígenes del universo. Tiempo de la eternidad. Omnipresente, porque él es la presencia del mundo, es el ser-siempre-presente y el ser de la presencia.

Aiôn, el tiempo circular, el que se expresa a través del fluir constante entre el pasado y el devenir.

El tiempo-movimiento.

Kheros, el ahora y el aquí. El evento, la oportunidad, el pasaje mismo, el instante sin llegar a vivirse presente. El acto.

La Hipermodernidad, estaría atravesada por Kheros, el tiempo del evento y de la oportunidad.

De la inmanencia, donde la vertiginosidad del pasaje del tiempo; la aparición de nuevas tecnologías; el flujo continuo de informaciones virtuales que traspasan continentes en solo algunos segundos, van transformando nuestras subjetividades.

Nuestra existencia toda estará pautada por el poder fascinante y a veces perverso del cibermundo y el ciberespacio, por el goce instantáneo y el placer del éxtasis en el ahora y aquí, por el amor “líquido” y la comida “fast”; por “el touch and go” de los nuevos vínculos sociales Por el trabajo flexible , por el trabajo precario. Por una estética de la desaparición y una ética fluida, moldeable...

Hoy, esta hipermodernidad, que caracteriza al siglo XXI crea y recrea valores y hábitus con una vertiginosidad que impacta y genera al mismo tiempo una sensación de no abarcar, de no alcanzar nunca a abarcar los cambios producidos en nuestra vida cotidiana, para poder, quizás así, elaborarlos , des-codificarlos , concientizarlos......

Impone cambios en las relaciones intersubjetivas, sociales; opera en mundos organizacionales distintos, genera nuevas contradicciones entre el capital y el trabajo; planifica economías mundializadas en el instante fugaz de una información, o varias, enviadas al ciber espacio por la todopoderosa Red. Imparte modelos totalizantes, globalizados, sin demasiado tiempo para analizarlos. O resistir.

Hegemoniza paradigmas de “éxito” deslumbrándonos con ellos a través de imágenes virtuales que invaden nuestros hábitats.

“El mundo de la efímero” del cual nos hablaba (Lipovetsky 1990), se articula y confunde con el crepúsculo de la ética del “todo vale “, en la velocidad del cumplir el deseo y pasar a la acción.

Para lograr el éxito, dios supremo de la hipermodernidad.

El tiempo, en estas sociedades “líquidas “se expresa a través de distintas dimensiones:

En lo laboral, generando y apostando al auge del trabajo flexible. El sujeto, se ve confrontado a aceptar movilidad constante, de horas, de espacios, de funciones, de ritmos. De lo contrario, cual espada de Damocles, siempre presente, aparece el fantasma, ese “nuevo fantasma que atraviesa al mundo”, parafraseando a Marx: el Desempleo. Desempleo coyuntural e indiscutiblemente el desempleo estructural. Con la carga de angustia, de depresión, de vulnerabilidad, de fragilidad identitaria que él produce (Araújo, 2004 y 2006).

El trabajo precario es otro de los modelos que surge con fuerza: tiempos cortos, inciertos, inestables, prescindibles. Tiempos “descartables”, a deseo y voluntad del empleador, que se va transformando cada vez más en verdadero empleador “virtual”.Estos Tiempos y empleos precarios y descartables, producen heridas en nuestro universo psíquico. Para los más jóvenes , quizás, para los más “aptos”, representan formas de “pruebas “ laborales para ir ascendiendo y “fogueándose “ en el camino al éxito y a la excelencia total... para los otros, para la gran mayoría implican incertidumbre cargada de angustia y de impotencia libidinal.

Para unos y otros genera stress, ansiedad y síndrome de agotamiento psíquico, social, corporal.

En el área de la comunicación Kheros, el tiempo del ahora y aquí, es rey.

Internet, teléfonos celulares, correos electrónicos, T.V. digital, cámara de fotos digital, M P 3.

Estamos sumergidos en la comunicación simultánea y cibernetizada y por esa sensación de estar-en-todas-parte- ya.

Con toda la maravillosa potencialidad que comportan las nuevas tecnologías y con sus múltiples estímulos que muchas veces no logramos elaborar, a veces se me representan como verdaderos espejismos mágicos. Y nosotros, perdidos en la inmensidad de un cierto desierto desconocido. Perdidos en una zona de alta vulnerabilidad, de “formatos” inabarcables, de “sistemas” siempre cambiantes que a veces “caen” y “Archivos” a descifrar.

¿El mundo fascinante de la imagen, remplazará al mundo de los cuerpos sólidos, tocables, sensibles, gustables? ¿Cómo re-pensar el tiempo en este nuevo mundo comunicacional?

En realidad: ¿cómo re-pensar los espacios-tiempos de esta hipermodernidad?

En la dimensión de la vida cotidiana más intima, el deseo y el cumplimiento del goce inmediato alcanzan quizás su paroxismo en las relaciones “descartables” del vínculo, dónde el acto sexual se transforma en el “touch and go” de cuerpos, y “el amor líquido” (Bauman 2004) aparece como emergente de una sociedad marcada por la imposibilidad de vivir el Tiempo, desde la plenitud y la trascendencia.

En el plano más general, y social vivimos al “otro” como un posible enemigo o, en el mejor de los casos como un posible competidor. La”lucha de lugares” (Vincent de Gulejac2002) no sólo se evidencia en el mundo laboral, articulándose con la lucha de clases, sino que aparece también en el barrio, en la escuela, en la familia, en nuestra cotidianeidad.

El otro es un riesgo... Un riesgo potencial... en el futuro. En el tiempo futuro. . vivimos en sociedades de riesgo. Sociedades de miedo. Miedo a los vínculos profundos, riesgo y miedo de la destrucción del Ecosistema que, paradójicamente estamos colaborando en destruir...

Miedo a no poder sostener, allí, en lo más hondo de nosotros mismos, la aceleración y el vértigo de estas sociedades, de no poder resignificar nuestras propias vidas y dar sentidos a nuestras existencias .

Las sociedades hipermodernas refuerzan el fetichismo del dinero, la sobrevaloración del instante-inmanencia y la obsesión casi fóbica frente al pasaje del tiempo y al miedo a la vejez.

Entonces, sin nostalgias ni deseos de regresar a un pasado, cargado también como él lo fue, de inequidad y alienación; sin reivindicar un pasado resquebrajado e imposibilitado de dar pistas abiertas a nuestra nuevos necesidades y aún lo que es más importante a nuestros deseos, una de las preguntas que me planteo es aquella pregunta del viejo militante italiano antifascista, Antonio Gramsci:

¿Cómo hacer coincidir el pesimismo de nuestra inteligencia con el optimismo de nuestra voluntad?

Y yo me pregunto, entonces, ¿Cómo vivir el tiempo en estas sociedades nuestras, apostando al futuro, desde la memoria y el recuerdo, y viviendo intensa, crítica, reflexivamente este instante lleno de vértigo e incertidumbre? Pero también de desafíos nuevos, que van dejando trazas en los espacios tiempos.

ANA MARIA ARAUJO.

BIBLIOGRAFÍA

Araujo, A. M. “Impactos del Desempleo, transformaciones en la subjetividad”: Col. E

Ed. Argos, Montevideo, 2004

Araujo, A .M. “Trabajo y no trabajo en el litoral norte” Col. Ed. Argos; Montevideo,

2006

Bachelard, G. “L'intuition de l'instant” ed. Denoël, Paris, 1986

Bauman, Z. “Modernidad líquida” Ed. Fondo de Cultura Económica, Argentina, 2000

Bauman Z. “Vidas Desperdiciadas” Ed. Paidós, Bs. As., 2006

Bauman, Z. “Miedo líquido” Ed. Paidós . Bs. As., 2007

Comte Sponville, A. “L'être-temps” Ed. Puf: Paris, 1999

Elias, N. “Le temps”. Ed. Fayard, Paris, 1996

Lipovetsky, G. “El imperio de lo efímero” Ed.. Anagrama, Barcelona, 1990

Lipovetsky, G. “El crepúsculo del deber” Ed. Anagrama, Barcelona, 1994

Virilio, P. “Cybermonde et la politique du pire”Ed. Textuel, Paris, 1996

Virilio, P. “Esthétique de la disparition” Ed. Galilée, Paris, 1989

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